“No tengo más opción que seguir viviendo con mi agresor”, son las palabras desesperadas de una cucuteña que ha buscado protección de las autoridades policiales, municipales y judiciales, pero ninguna ha sabido escucharla.
A esta realidad se enfrentan miles de mujeres en la ciudad, el departamento y el país, sin olvidar que también las cifras mundiales de violencia contra la mujer están en ascenso.
Además, los casos de maltrato se han disparado durante el aislamiento social obligatorio que cientos de países aplicaron para contener el contagio del coronavirus.
Resulta que antes de estallar la pandemia y activarse las medidas de confinamiento, una mujer convivía con su agresor unas horas al día, pero ahora con la crisis sanitaria muchas están bajo el mismo techo con quien les hace daño, las 24 horas, los siete días de la semana.
Pero no es necesario ir tan lejos para comprender esta cruda realidad. Según Lo dio a conocer el Observatorio de Género de Norte de Santander, en el primer semestre del año se han registrado 18 feminicidios en el departamento, de los cuales tres corresponden a migrantes venezolanas.
Adriana Marcela Pérez Rodríguez de dicho Observatorio, precisó que este conteo de feminicidios fue consolidado con el monitoreo a los medios de comunicación que han informado sobre muertes violentas de mujeres.
Destacó que el recaudo estadístico se hace de esta manera y no desde las sentencias proferidas por los juzgados penales de Cúcuta, porque “existe un subregistro amplio a nivel penal sobre los feminicidios” en la región y en Colombia.
Por eso dichas organizaciones tomaron la decisión de llevar ese inventario de hechos violentos contra la mujer por medio de fuentes primarias como son los familiares de las víctimas o secundarias como los medios de comunicación.
Alejandra Vera, directora del Colectivo Mujer Denuncia y Muévete, precisó al igual que Pérez Rodríguez, que la barrera más grande que tienen las mujeres para denunciar y dejar definitivamente a su agresor es la ineficacia de la acción estatal para enfrentar y conjurar ese problema.
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Vera precisó que durante la pandemia han recibido 340 denuncias de mujeres que se comunicaron directamente con las lideresas dispuestas en el departamento por parte del colectivo. Este número se suma al subregistro que casos que no son judicializados.
Además, la falta de promoción, prevención y socialización de la norma que protege y vela por los derechos humanos de las niñas y mujeres en Colombia, incide en ese silencio que finalmente beneficia a quien las ataca.
La desconfianza sobre el funcionamiento judicial en torno a la defensa de las mujeres ha hecho que el registro oficial de los casos sea menor, lo que disminuye las acciones para prevenir la violencia de género que, finalmente, termina en feminicidios, es la conclusión a la que llegaron el colectivo y el observatorio.
Patrones que se repiten en feminicidios de la región
Pérez Rodríguez precisó que en los 18 feminicidios ocurridos hasta el momento en la región, se detectaron tres patrones que se repiten constantemente.
Uno corresponde al de los feminicidios cometidos por parejas o exparejas sentimentales, que en la práctica significa que las relaciones intrafamiliares y personales están representando un riesgo muy alto para la mujer en la región.
Lo anterior quita el estigma de que la violencia de género tiene como agentes principales a personas externas o desconocidas.
El segundo comportamiento que enciende las alarmas respecto a los feminicidios son los relacionados con las economías ilegales, especialmente el microtráfico en donde se ven mujeres involucradas en el expendio de sustancias sicoactivas y que terminan asesinadas por el rol que juegan dentro de estos espacios ilegales.
Y la tercera se refiere a las desapariciones forzadas de mujeres en donde finalmente, la víctima termina asesinada sin razón aparente o con poca información sobre los motivos de su asesinato.
Cifras de violencia de género en tiempos de pandemia
El Observatorio de Género de Norte de Santander desarrolló un estudio sobre el aumento de casos de violencia de género durante mes y medio en el lapso de abril y mayo, en pleno aislamiento social obligatorio.
En ese tiempo, la entidad recibió 221 denuncias de las cuales 149 mostraron más de un hecho violento.
Al hacer un conteo de los mismos se advierte lo siguiente:
-Violencia psicológica: 108 casos, de los cuales el 91% de las víctimas fueron mujeres.
-La violencia física registró 55 casos, donde el 96 % de las afectadas eran víctimas mujeres.
-En violencia sexual se referenciaron 30 hechos, que en el 94 % fueron denunciados por mujeres.
-Y la violencia económica mostró 28 casos en donde el 96 % de las víctimas eran mujeres.
Como se mencionó anteriormente, solamente el 21 por ciento de estos hechos registró la denuncia ante los organismos judiciales, incidiendo en ello el hecho de que en su mayoría los agresores eran familiares, parejas sentimentales o allegados de la víctima, precisó el análisis.
Además, solo el 23 por ciento de las víctimas fue por atención hospitalaria y urgencias. El 89 por ciento de los agresores eran hombres y un 11 por ciento mujeres, apuntó el informe.
Casos excepcionales en tiempos de toque de queda
Dentro de las estrictas medidas que se han implementado para controlar el contagio de coronavirus en la región, está el toque de queda. Sin embargo, dada la crisis económica que ha afectado dramáticamente todos los sectores, las mujeres cabezas de familia y las migrantes que se dedicaban a las ventas callejeras, además de mujeres o transexuales en condición de prostitución se han visto obligadas en muchas ocasiones a desacatar esta norma.
“Muchas mujeres y transexuales en condición de prostitución nos han hecho saber que cuando son vistas caminando en el horario de toque queda, en vez de ser sancionadas con comparendos, son subidas a las patrullas de la Policía, sometidas a violencia sicológica y dejadas en zonas alejadas como asentamientos humanos o zonas rurales fuera del casco urbano de la ciudad”, denunció Adriana Marcela Pérez Rodríguez del Observatorio de Género de Norte de Santander.
Todas estas acciones estigmatizan y revictimizan a las mujeres, las cuales muchas de ellas están siendo sometidas a otro tipo de violencia ya sea sexual o económica, indicó la organización.
No están solas
Desde la Secretaría de Equidad de Género y la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Cúcuta se mencionaron las acciones para la prevención de cualquier tipo de violencia contra la mujer, que en consecuencia, evite el feminicidio.
Johana Reyes, secretaria de Equidad de Género, precisó que desde esta dependencia se han enfocado especialmente en atender a las mujeres víctimas de violencias basadas en género a través de la línea 350 7505 351 y el correo electrónico sosmujer@alcaldiadecucuta.gov.co.
Además, comentó que en el marco de la pandemia se ha llevado a cabo la entrega de kits de ayuda alimentaria a mujeres vulnerables y de especial protección, orientaciones casa a casa sobre prevención de la COVID-19 y promoción y prevención de violencias basadas en género.
Reyes señaló que desde la Secretaría se ha venido dando respuesta a las peticiones enviadas a través de la página web de la Alcaldía, en el correo institucional y por conducto de entidades como el Bienestar Familiar, la Procuraduría y las comisarías de familia.
En la región también existen colectivos que trabajan por el bienestar y los derechos de las mujeres, así lo menciona la directora Colectivo Mujer Denuncia y Muévete quien precisó que tienen una línea de atención, 3042028755 en donde se les brinda orientación y asesoría a las mujeres víctimas.
El colectivo cuenta con más de 15 lideresas en todo el territorio de Norte de Santander que apoyan directamente en alertar o brindar información a las mujeres que se encuentran en los lugares más apartados, donde existe ausencia del Estado como el área rural.