En este mundo cada vez más interconectado, donde se retoma la idea de la denominada ‘Aldea global’, la velocidad en la transmisión y adquisición de información es cada vez más una imperante necesidad. El lenguaje no escapa a esta necesidad y con ello el uso más frecuente de siglas y abreviaturas, unas más aceptables que otras, donde por ejemplo el ingeniero es un ‘Inge’ y las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales, las PTAR.
Una PTAR es una obra de ingeniería donde se recibe el agua residual, usualmente con un alto grado de contaminación, y mediante procesos físicos, químicos y bacteriológicos se logra la remoción de dichos contaminantes hasta lograr la calidad del caudal efluente que corresponde con unos objetivos de calidad determinados.
Es un hecho que a nivel nacional, regional y local los problemas de contaminación de las fuentes hídricas están llegando a condiciones críticas. Nuestras principales fuentes de agua superficial las constituyen los ríos Pamplonita y Zulia, pues es sobre sus cuencas hidrográficas que se asienta más del 70 por ciento de la actividad socioeconómica del departamento y por ello igualmente recibe la mayor cantidad de contaminantes.
Asegurar la calidad del agua en las fuentes hídricas es una prioridad, sin embargo, para muchos este no es un problema tan evidente en comparación con los problemas de cantidad, es decir, la disminución de caudal en un río es fácilmente apreciable, pero el aumento del grado de contaminación en ese mismo río no resulta fácil de percibir, hasta que se alcanzan niveles extremos, de allí la necesidad de la medición, del monitoreo continuo.
Los impactos por la degradación de la calidad del agua en los ríos son diversos, según el grado de contaminación, pero podrían resumirse en que afectan la salud del ecosistema que depende del recurso hídrico y nosotros, la población, que hacemos parte de dicho ecosistema igualmente sufrimos impactos tanto de forma directa en la salud de quienes entran en contacto con el agua contaminada, como de forma indirecta por las afectaciones sobre las actividades socio-económicas asociadas con el agua.
Ahora bien, identificando dónde se genera la mayor contaminación que afecta nuestros ríos, habría que resaltar en primer lugar las ciudades ordenadas, según el número de habitantes y, en segundo lugar, las actividades industriales con subproductos altamente contaminantes. En las ciudades y poblados, los vertimientos se concentran o se pueden concentrar en un punto o puntos determinados (y no de forma espacialmente difusa como la contaminación por agroquímicos). Luego, las PTAR aparecen como una opción que aporta en la solución de la problemática.
Por lo anterior, Cúcuta aparece dentro de las primeras áreas urbanas por atender para obtener un mayor impacto sobre el río Pamplonita y el río Zulia, dado que por su ubicación y condiciones topográficas la ciudad vierte sus aguas residuales sobre ambos ríos, pero en condiciones diferentes.
En el caso de los vertimientos sobre el río Pamplonita, la ciudad posee una mayor red de colectores e interceptores del sistema de alcantarillado vertiendo las aguas residuales directamente al cauce y de forma continua, en cambio en el caso de los vertimientos de Cúcuta en la cuenca del Zulia, los vertimientos se dan sobre las quebradas Seca y Tonchalá, que posteriormente entregan sus aguas al río Zulia.
Esta diferencia permite establecer una hipótesis, que podría ser validada con mediciones en campo, del fenómeno que se presenta en el río Zulia en tanto los residuos se acumulan en las quebradas, pues estas no tienen la misma capacidad de transporte de sólidos que un colector de aguas residuales, y ante precipitaciones de cierta magnitud se produce un efecto de lavado que genera un pulso de carga contaminante de forma súbita sobre el río Zulia, sobrepasando en gran medida la capacidad de autodepuración del río.
Para agravar este escenario, el calentamiento global está ampliando las condiciones de variabilidad climática en nuestra región, como lo indica el análisis presentando en el Plan Integral de Cambio Climático para el departamento Norte de Santander desarrollado por Corponor y la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), con lo cual se esperan períodos de sequías y de lluvias más intensos.
Estos períodos impactarían la calidad del agua dado que en temporadas de sequía se disminuyen el caudal en los ríos aumentando así la concentración de los contaminantes y en periodos de lluvias intensas se propicia el lavado de los residuos urbanos y la pérdida de suelos en áreas rurales que finalmente llegan a los ríos con el consecuente aumento de la turbidez.
Finalmente, se puede preguntar ¿Cuáles son entonces los retos en cuanto a la implementación de las PTAR en las cuencas del Pamplonita y el Zulia? Considero que el reto no está en la identificación del problema, pues mediante mecanismos como las mesas institucionales sobre la contaminación del río Zulia, con la coordinación de Corponor, la participación de la Gobernación y de algunas alcaldías y el acompañamiento de entes de control, la problemática se ha visibilizado e identificado.
De igual forma, el reto no es técnico-científico pues los modelos y métodos para diseñar un sistema de tratamiento de aguas residuales son conocidos, y en la región se cuenta con profesionales para abordar esta problemática y de ser necesario se podrían transferir soluciones probadas en otras ciudades en condiciones similares a la nuestra.
Considero pues que el verdadero reto es la consolidación de las diferentes visiones de región que poseen los tomadores de decisión en los entes de orden departamental y municipal, para gestionar y destinar los recursos necesarios que permitan implementar acciones de corto, mediano y largo plazo para la solución del problema, donde dichas acciones obedezcan a una planeación estratégica conjunta y no a esfuerzos de alcance local y de naturaleza dispersa, con la correspondiente pérdida de eficiencia en el uso de los recursos.
Sin duda alguna, parte de las acciones necesarias y urgentes corresponden al diseño y construcción de las PTAR y sus obras complementarias, pero dentro de esta compleja problemática no se pueden olvidar otro tipo de acciones como la inclusión y cumplimiento de aspectos ambientales en el Ordenamiento Territorial, la educación y sensibilización de la comunidad para disminuir la contaminación desde el origen, el cumplimiento de la normatividad sobre los afluentes industriales e institucionales, y el monitoreo continuo que permite determinar objetivamente el impacto logrado con las acciones ejecutadas.