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Norte de Santander: la violencia resurge al finalizar cese el fuego
El proceso de negociación de paz con la guerrilla del Eln se encuentra en etapa crítica, siendo considerada como agónica por el comisionado para la Paz, Otty Patiño,
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Domingo, 8 de Septiembre de 2024

¿Qué futuro le espera a Norte de Santander cuando el cese al fuego se convierte en una mera ilusión? El fin del cese al fuego bilateral entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional (Eln), que concluyó el 3 de agosto de 2024, ha desatado una nueva ola de violencia en Norte de Santander. 

Lo que prometía ser una oportunidad para cerrar un capítulo de conflicto ha desembocado en una serie de ataques y emboscadas, intensificando la crisis humanitaria y de seguridad en la región.


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Desde el término del cese al fuego, la violencia ha vuelto a ser protagonista. Se han registrado numerosos ataques a la fuerza pública que han resultado en la muerte de varios soldados y en la hospitalización de numerosos militares y policías heridos. 

Los municipios más afectados, como Convención, Tibú, Ocaña, Santiago y Teorama, han sido escenario de intensos enfrentamientos. Los ataques han incluido disparos de francotiradores, atentados con explosivos contra patrullas y agresiones a instalaciones militares y petroleras.

El Eln, que había exigido ser excluido de la lista de Grupos Armados Organizados (GAO) como condición para continuar con el cese al fuego, encontró una firme resistencia en el Gobierno. 

La negativa del Ejecutivo a aceptar esta demanda llevó al Eln a retomar sus actividades insurgentes, intensificando la violencia como forma de represalia. La falta de acuerdo ha exacerbado la situación en las zonas más afectadas, donde la presencia estatal es limitada y la población queda atrapada en el fuego cruzado.

El coronel Néstor Arévalo, comandante de la Policía de Norte de Santander, ha expresado su preocupación por la escalada de violencia. “Desde el fin del cese al fuego, hemos visto un aumento en los ataques, no solo contra las fuerzas de seguridad, sino también contra la población civil. Las fuerzas de seguridad están trabajando arduamente para mantener la tranquilidad en zonas como El Tarra, Tibú, San Calixto y la región del Catatumbo. Sin embargo, las dificultades son significativas y estamos conscientes de que la situación es crítica”.

Eliana Zafra, presidenta del Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos, refleja la frustración de las comunidades afectadas. “Regresan los momentos de zozobra...son los campesinos e indígenas los que quedan en medio de la confrontación”. 

La región, ya azotada por una crisis económica profunda, enfrenta nuevamente una violencia que muchos esperaban como un capítulo cerrado. Las comunidades rurales, ya vulnerables por la pobreza y la falta de servicios básicos, ahora enfrentan un aumento en ataques directos y emboscadas.

El Eln mantiene una fuerte presencia en Norte de Santander a través de varios frentes. El Frente de Guerra Nororiental, que opera principalmente en el Catatumbo, y el Frente de Guerra Central, que tiene influencia en zonas adyacentes, son responsables de gran parte de la violencia en la región. 


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Estos frentes tienen presencia en más de 26 municipios y su influencia se extiende a áreas clave para la producción de cocaína y la explotación de recursos naturales. Los ataques recientes también han incluido agresiones a instalaciones petroleras y de infraestructura crítica, lo que agrava aún más la crisis económica.

Enrique Pertuz, director de la Corporación Red Departamental de Defensores de Derechos Humanos, advierte sobre el futuro de la región. “Minas, muertos, emboscadas, cilindros... la sociedad civil es la que sufrirá las peores consecuencias”. 

Pertuz predice una intensificación de la violencia, con un aumento en emboscadas, secuestros y otros actos violentos. Esta previsión refleja una realidad preocupante para las comunidades que ya han soportado un sufrimiento considerable a lo largo de los años.

El Catatumbo, con su compleja geografía y la presencia de cultivos ilícitos, se ha convertido en el epicentro de esta nueva ofensiva. La ausencia de un acuerdo ha dejado a la población en un estado de indefensión, con el riesgo de que los enfrentamientos se intensifiquen aún más. 

Aunque las fuerzas de seguridad continúan operando en la región, la presencia militar por sí sola no es suficiente para garantizar la paz. La clave para una solución duradera parece radicar en retomar los diálogos y buscar un acuerdo que ofrezca una solución política viable.

La crisis humanitaria se profundiza con cada ataque. Las comunidades enfrentan el impacto de la violencia en su vida diaria, desde el desplazamiento forzado hasta la pérdida de acceso a servicios básicos. 

La inseguridad alimentaria y la falta de atención médica son solo algunos de los problemas que afectan a las familias en el nororiente colombiano.

Mientras tanto, el camino hacia la paz sigue estando lleno de obstáculos significativos. La comunidad internacional y las organizaciones locales deben redoblar sus esfuerzos para apoyar a las comunidades afectadas y trabajar hacia una resolución pacífica del conflicto.

Las consecuencias de este impase entre el Gobierno y el Eln están pesando sobre las comunidades que menos culpa tienen y que han soportado la mayor parte del conflicto. 

La paz sigue siendo un horizonte lejano para Norte de Santander, y mientras no se encuentren soluciones efectivas, el costo en términos de vidas humanas y sufrimiento seguirá creciendo.


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En Colombia y Venezuela

Un informe de InSight Crime, publicado a mediados de este año, señala que la guerrilla del Eln opera en al menos 231 municipios en 19 departamentos de Colombia y en ocho de los 24 estados de Venezuela.

Recuerda que los principales bastiones del grupo armado se  encuentran en los departamentos de Chocó, Norte de Santander y Arauca, mientras que en menor medida está en los territorios de Antioquia, Bolívar, Cauca, Valle del Cauca, Nariño y Vichada.

En la frontera con Venezuela, los principales Frentes de Guerra son el Nororiental y el Oriental, los cuales han usado su fortaleza en la región para aumentar su presencia dentro de Venezuela en los últimos años, asentándose en estados como Zulia, Táchira, Apure y Amazonas.

El Frente de Guerra Nororiental Manuel Pérez Martínez (FGNO) tiene influencia en el departamento de Norte de Santander y en el estado Zulia, en Venezuela. Actualmente, es liderado por Leonel Salazar Roa, alias Gonzalo Satélite. 

La presencia del Eln

Al recordar que esta guerrilla tiene una estructura confederada, en la cual sus frentes de guerra mantienen cierta independencia operativa y financiera, InSight Crime relacionó los lugares en los que  se encuentra la organización armada.

-El Frente de Guerra Norte, en La Guajira, Cesar, Magdalena y Atlántico y en los  estados Zulia y Táchira, liderado por alias el Poeta.

-El Frente de Guerra Oriental Manuel Vásquez Castaño, tiene influencia en los departamentos de Arauca, Boyacá, Vichada y Casanare y en los estados de Apure, Táchira y Amazonas, en Venezuela. Alias Pablito fue el comandante del frente hasta 2016 y es uno de sus representantes más importantes.

-El Frente de Guerra Jesús Darío Ramírez Castro, en Antioquia y sur de Bolívar. Fue comandado por Gustavo Wilfredo Vásquez Castrillón, alias “Pirry”, hasta su muerte a principios de 2022.

-El Frente de Guerra Occidental Omar Gómez hace presencia en Chocó y Risaralda. Fue liderado por Ogli Ángel Padilla Romero, alias Fabián, hasta su muerte en 2021, y actualmente es comandado por Enilce Oviedo Sierra, alias Martha o la Abuela.

-Algunos frentes no tienen un comandante claro, como el Frente de Guerra Suroccidental Carlos Alberto Troches Zuleta (FGSO), con influencia en Nariño y Cauca, y el Frente de Guerra Central (FGC), con influencia en Tolima, Risaralda y Antioquia.

Por su parte, el Frente de Guerra Urbano Nacional Camilo Torres Restrepo (FGUN) podría tener células en Medellín, Barranquilla, Bogotá y Cali. Sin embargo, su accionar ha sido menos llamativo que el de los otros frentes. El presunto comandante del FGUN es Jaime Galvis Rivera, alias Ariel o Lorenzo Alcantruz.

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