El descuido que tuvo el conductor del bus en el que viajaba y en el que se desempeñaba como auxiliar, fue trágico para Víctor Hugo Flórez Calderón: le costó la pérdida de su mano derecha y su antebrazo.
Fue hace 16 meses, el 20 de septiembre de 2018, en la ruta Cúcuta-Villa Caro.
El conductor del bus intentaba sacar su celular del bolsillo y en cuestión de segundos se salió de la vía. De los 17 pasajeros que viajaban, Víctor Hugo fue quien sufrió las más graves lesiones.
Su vida, antes de aquel accidente, transcurría en la más completa calma. Se consideraba un hombre servicial, que no se le arrugaba a nada ni a nadie, dice.
El trabajo de ayudante del bus intermunicipal le generaba los ingresos necesarios para sostener a su esposa y su hija de diez años.
Se sentía feliz en su oficio, pero el descuido del conductor para el cual trabajaba le cambió su vida para siempre.
Él dice que sin una mano ninguna empresa a las que ha acudido en busca de trabajo lo ha querido emplear. Sufre porque no está acostumbrado a depender de nadie. No se da por vencido. Confiesa que los días que le ha tocado enfrentar después del accidente han sido los más difíciles de su vida.
Sin embargo, Flórez empieza a ver una luz al final del túnel. La Fundación Rita, conformada por voluntarios nortesantandereanos que se encuentran por todo el mundo, le prometió dar una mano para devolverle el brillo a su vida.
Silvia Torrado, representante legal de la organización sin ánimo de lucro, explicó que Víctor Hugo, al igual que Adrián Joya, otro nortesantandereano que también perdió una de sus manos, hacen parte del proyecto ‘Ole mano’. La iniciativa nació luego de una mesa redonda que tuvimos con el clúster TIC de empresarios en julio de 2018.
Allí conocimos a Giovanni Leal, un joven ingeniero cucuteño de la empresa TNS, quien junto a su equipo de trabajo diseñó la prótesis de antebrazo impresa en 3D. Todo es hecho en casa y por gente de la tierra, expresa la lideresa juvenil.
En alianza con la empresa TNS nos unimos para realizar este proyecto, que busca brindar mayor calidad de vida a personas que carecen de su antebrazo, como Víctor Hugo y Joya, dice Torrado.
Agrega que en Colombia, lamentablemente, las cifras de personas que carecen de algún miembro (brazo) es alta. Se habla de tres de cada 100 colombianos. Esto se debe principalmente a accidentes laborales, automovilísticos o problemas de nacimiento.
Los potenciales beneficiarios tenían que enviar a Rita un video contando la motivación por la cual querían ser los que recibieran la mano.
Cuando se superó esta meta, la segunda fue tener asegurados los recursos para su financiación.
Para esta primera fase del proyecto se incluye la donación de las prótesis con sus respectivos cargadores, la capacitación para su uso adecuado, el acompañamiento médico durante el proceso de acople, apoyo económico para el transporte de los beneficiarios durante el proceso en casos específicos que lo requieran y un año de garantía del producto ante cualquier daño o reparación para los dos beneficiaros, entre otros.
La primera prueba
El lunes pasado, a las 9 de la mañana, fueron convocados Víctor Hugo y Joya al taller de robótica de la empresa TNS para probarse por primera vez su nueva mano.
Fueron momentos de adrenalina a la más alta potencia. En el rostro de Víctor Hugo se reflejaba un aire de felicidad indescriptible.
Él era como un niño estrenando juguete.
Los nervios le ganaron por momentos en medio de la ansiedad que sentía por saber cómo le iba a calzar el reemplazo de su mano perdida.
Después de 16 meses que estuvo intentando superar el duro episodio, volvió a experimentar una sensación única al agarrar con su nueva mano una botella por sus propios medios, solo ayudado por la tecnología y por sus ganas de superación.
No se imagina la felicidad que siento, expresaba una y otra vez Víctor Hugo al tiempo que agarraba vasos, botellas y estrechaba las manos de quienes le estaban permitiendo retornar a la normalidad, los creadores de la protesis robótica, Giovanni Leal y Jonathan Hardwick Díaz.
Por momentos era como si se tratara de un niño dominado y atraído por la curiosidad, claro, estaba estrenando mano.
Víctor Hugo Flórez Calderón, uno de los dos beneficiarios del programa de la Fundación Rita.
Me toca practicar mucho, yo creo que en poco tiempo me tendré que adaptar. Todo se maneja con la mente y estoy seguro de que no voy a tardar mucho para sacarle jugo a la mano, dijo.
Lo que sigue ahora antes de recibir la mano de manera oficial junto a su otro compañero, el próximo 10 de febrero, en un acto programado en la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, son detalles de ajuste y de contorno, a fin de que la prótesis se acople de manera natural a su brazo. Hay que meterle también matemática para poder medir la intensidad de los picos de corriente, dice el ingeniero Leal.
Víctor Hugo confía en que la oportunidad que le están dando los voluntarios de la Fundación Rita se traduzca también en posibilidades de trabajo.
Expresa que quiere volver a su estado natural. “Quiero que me vuelvan a ver como el Víctor Hugo de antes, que se le medía a todo y que no se le arrugaba a nada ni a nadie, así los obstáculos parezcan imposibles”.
Para Torrado, esta misma alegría de Víctor Hugo aspiran a extenderla a más personas con las mismas limitaciones físicas de él.
El proyecto
El proceso de crear una mano robótica para satisfacer las necesidades de las personas que hayan sufrido la pérdida de su extremidad, se inició hace cuatro años.
Empezamos con una tesis de grado de la Universidad de Los Andes, donde me gradúe de ingeniero de sistemas, dijo Giovanni Leal, quien es también el jefe del departamento de robótica de la empresa nortesantandereana TNS.
"Empezamos a hacer robótica y adaptadores lineales; lo primero que hicimos fue un dedo. Después hicimos la mano. Esto es una ciencia, dice Leal. Los materiales empleados (fibra de carbono) son muy costosos y en su mayoría son importados, porque en el país no se consiguen", agrega.
Para las manos que fabricaron para Víctor Hugo Flórez y Adrián Joya fue necesario probar hasta 18 prototipos, hasta que comenzaron a tener el definitivo. El producto ha sido presentado en distintas partes del mundo, con gran aceptación, dice Leal. El producto está certificado por el Invima para su comercialización, porque reúne todas las garantías.
La prótesis, también conocida como mano robótica, trabaja con sensores Myo eléctricos. Se activa con un botón que envía corriente y al mismo tiempo genera el movimiento a la mano.
"Fue fabricada en fibra de carbono, impresa en impresora 3D. La idea es que logre agarrar un huevo sin dañarlo", explicó Leal. Sin embargo, la intención es que el artefacto también tenga la capacidad de mantener la resistencia y fuerza suficientes para levantar objetos pesados. “Buscamos desarrollar algo que sea práctico y que se use en el día a día de la persona”, aseguró el jefe de robótica de TNS.
Aunque ha sido complicado traer los equipos a Cúcuta, siguen empeñados en mostrar que en la región se pueden hacer cosas innovadoras, pues están trabajando proyectos tecnológicos que actualmente también se hacen en otros países como Reino Unido.
La empresa nortesantandereana TNS, productora de la prótesis, tiene 28 años y el principal producto que comercializa son servicios de computación en la nube.