Nueve años han pasado desde aquel viernes 17 de diciembre cuando la tierra de Gramalote crujió y se abrió como por encanto ante la vista de sus habitantes. La novena de aguinaldos que el pueblo se aprestaba a cumplir, religiosamente, como todos los años, quedaría postergada.
Ese mismo día, cuando apenas se adentraba la tarde, los 3.000 habitantes de este pueblo enclavado en las laderas montañosas de Norte de Santander empezaron a abandonar sus casas en una romería que duró hasta el sábado. El domingo, Gramalote era un pueblo fantasma, derruido y plagado de macabras grietas que atravesaban paredes y campos.
La historia del pueblo no se detendría en este episodio dantesco, porque a partir de ese momento se dio inicio a un nuevo capítulo que ya completa nueve años, cuyo reto fue la construcción del nuevo hogar de los gramaloteros, muchos de ellos aún dispersos como nómadas en casas de familiares en distintos municipios del departamento.
La misión ha sido dura para las autoridades del municipio y para los mismos gramaloteros, que han visto como pasan los años y la construcción de su nuevo hogar pareciera interminable.
El recién electo alcalde de Gramalote, Mario Cristopher De La Trinidad Vargas Riveros, tiene la responsabilidad de terminar lo que falta, pero más importante aún, de reconstruir el tejido social de un pueblo que quedó roto tras aquella inesperada tragedia.
Nacido en Gramalote hace 39 años, ingeniero industrial de la Universidad Francisco de Paula Santander y con especialidades en gerencia financiera, auditoría en salud, desarrollo del territorio y maestría en gerencia de empresas, Vargas se confiesa el gramalotero más orgulloso, no solo por llegar al primer cargo del municipio, sino por sus raíces: es el hijo de Félix Vargas, el lotero del pueblo.
Está convencido de las transformaciones que va a liderar para que Gramalote sea reconocido como el pueblo más bonito de Colombia.
Primero, lo primero, ¿qué hace falta por terminar de la construcción del nuevo Gramalote?
Faltan 153 casas, el hospital, la casa de la cultura, el coliseo deportivo, la casa del adulto mayor, la casa campesina y el despegue de los proyectos que le darán vida comercial y económica al pueblo.
Ahora en diciembre se está a la espera de la adjudicación de dos proyectos de equipamiento, entre ellos, el coliseo y la casa campesina.
Mario Cristopher De La Trinidad Vargas Riveros, alcalde electo de Gramalote.
¿Ya hizo el empalme con el alcalde saliente?
Estamos reuniendo la información financiera, compromisos, demandas, temas jurídicos, proyectos en marcha o que se vayan a ejecutar a futuro para tener una radiografía clara de lo que es hoy el municipio y lo que resta por hacer.
¿Cómo va a trabajar con sus gobernados?
Yo aspiro a que la comunidad sea parte fundamental en mi plan de gobierno. Que la gente se sienta incluida en la administración, que tenga voz y voto en la toma de decisiones. La construcción de lo que falta se hará entre todos, mi eslogan en campaña fue: ¡Entre todos podemos!
¿Qué es lo más prioritario en su agenda una vez asuma el poder?
Nosotros siempre hemos estado muy preocupados y entregados a construir el nuevo municipio, de si están las casas, las vías, los puentes, el hospital, el acueducto, etc, pero ha quedado relegado a un segundo plano el tejido social, la gente que vivía en el antiguo Gramalote. Si algo me afana es la gente, la parte espiritual.
Claro, vamos a estar muy atentos a que las obras se concluyan y lo que falte se cumpla, pero Gramalote es una marca registrada, es un pueblo planeado de cero y tiene todas las ventajas competitivas para sobresalir.
¿Cuántas familias están viviendo ya en el nuevo pueblo?
Hay unas 600 casas ocupadas. Los demás habitantes van los fines de semana al pueblo para enterarse del avance de las obras.
Acomodarse al nuevo pueblo va a ser difícil. No todos los que vivían retornarán, muchos han muerto por fuera. ¿Cómo considera que será el nuevo comienzo?
En los corazones de los gramaloteros siempre ha estado el amor por nuestro pueblo. Gramalote es una raza distinta, históricamente nos hemos reubicado varias veces y siempre hemos permanecido unidos.
Para todos será difícil acomodarse en el nuevo casco urbano, porque aquí no nacimos ni crecimos, pero yo creo que a medida que pase el tiempo iremos agarrando de nuevo la fuerza y la identidad que siempre nos ha caracterizado.
¿Qué se esconde detrás de la identidad del gramalotero?
La templanza, la constancia. Nosotros somos agricultura, café, panela, ganado, eso nos identifica.
¿Qué diferencia hay entre el gramalote que quedó atrás y el nuevo que se construye?
Seguimos siendo el mismo pueblo, solo que ahora viviremos en una infraestructura nueva. Lo mejor de Gramalote es la gente. No hemos perdido el norte a pesar de estar como errantes en los últimos nueve años.
Terminada la construcción, ¿en qué se enfocarán para mover la economía del pueblo?
Habrá que empezar nuevos planes en materia económica. Hay unos espacios destinados para emprendimientos comerciales nuevos. Con el Fondo Adaptación se está analizando qué es lo que mejor le conviene a nuestro municipio. Se necesitan socios estratégicos y financieros.
Tenemos planeado impulsar el ecoturismo aprovechando la riqueza en agua, paisaje, pero ello lo tenemos que explotar de manera estratégica.
La construcción total del pueblo se terminará en el primer semestre de 2021 y su inauguración está programada ese mismo año en junio, con el presidente Iván Duque a bordo.
¿Cómo piensa reactivar el turismo?
Vamos a levantar un inventario de los sitios. Vamos a elaborar las rutas y vamos a promocionar paquetes que atraigan turistas e inversión al municipio. Tenemos la reserva del Bojoso, Pozo Largo en la vereda Violeta, una caminata que termina en el santurio de la virgen de Chiquinquirá, donde está la réplica de la anterior iglesia.
Pero también tenemos miradores en Pomarroso, que fue declarado centro poblado, y donde se hacen caminatas, parapente, y está en furor el tobogán natural de 25 metros, hay siete en el mundo y el número 8 está en Gramalote.
¿Para cuándo está planeada la inauguración de Gramalote?
Se tiene planeada para mediados de 2021 con el presidente Iván Duque, eso ya se habló en Bogotá.
¿Ha valido la pena tanta espera?
A mí me va a tocar el proceso de reactivación económica, al actual alcalde, José Tarcisio Celis Rincón, le correspondió la reconstrucción, y a la doctora Sonia Torrente, liderar el proceso cuando abandonamos el pueblo.