Cada marzo, cientos de mujeres en el mundo se visten de morado como un símbolo para exigir la igualdad frente a los hombres y rechazar la discriminación. Este mes, ellas luchan por concientizar a la sociedad sobre el largo camino que hace falta recorrer para garantizar plenamente sus derechos, atender sus necesidades y respetar sus decisiones. En este contexto, el cuerpo y la salud de las mujeres surgen como algunos de los temas más importantes.
Aun así, en el terreno de la salud suele dejarse de lado la reflexión sobre cómo algunas enfermedades afectan particularmente la calidad de vida de las mujeres y, por lo tanto, requieren un conjunto de consideraciones en tratamientos y reconocimientos diferenciados. La epilepsia es un ejemplo fundamental. Esta enfermedad, que provoca convulsiones y movimientos involuntarios, muchas veces acompañados de pérdida de conciencia, puede generar más dificultades para mujeres y niñas, en comparación con los hombres.
Las hormonas y la epilepsia
En el mundo, cerca de cinco millones de personas tienen epilepsia. Aunque la relación entre el sexo y la enfermedad no está completamente establecida, algunos tipos de epilepsia, como la epilepsia generalizada idiopática y la epilepsia de ausencia infantil pueden ser más comunes en mujeres y niñas.
Además, las mujeres con epilepsia enfrentan más retos relacionados con la enfermedad durante diferentes etapas de su vida. De hecho, entre el 10 y el 78% de las mujeres con epilepsia sufre convulsiones más fuertes o recurrentes en relación con el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia. Esta condición se conoce como epilepsia catamenial y ocurre por los cambios en los estrógenos y la progesterona durante la ovulación y la menstruación, dado que el aumento de los primeros estimula la actividad cerebral, y la disminución de los últimos reduce la actividad. De este modo, los cambios aumentan el riesgo de presentar una crisis.
Por ello, los neurólogos pueden recomendar dosis más altas de medicamentos anticonvulsivos o distintos métodos anticonceptivos para tratar las convulsiones durante el ciclo menstrual. Esto se suma a los otros factores que enfrentan las mujeres durante el ciclo menstrual, como dolores, ansiedad e incomodidad.
Epilepsia en el embarazo
En el pasado, las personas creían que la epilepsia reducía la posibilidad de embarazarse. Sin embargo, los últimos estudios afirman que quienes sufren epilepsia tienen la misma probabilidad de tener hijos que una persona que no padezca la enfermedad.
Aun así, las mujeres con epilepsia enfrentan ciertos riesgos que pueden amenazar su salud y las de sus bebés, como el aumento de convulsiones (que le ocurre al 15-30% de las mujeres en el primer o tercer trimestre del embarazo), que pueden causar traumatismos por caídas, riesgo de parto pretérmino e incluso abortos espontáneos.
Para evitar las complicaciones, los profesionales les recomiendan a las mujeres planear su embarazo, para que tomen precauciones con su neurólogo y ginecólogo antes, durante y después de este proceso. Con estas medidas, y aunque las mujeres tomen anticonvulsivos, el 90% de las embarazadas tienen hijos saludables.
De igual manera, para las mujeres que aún no desean quedar embarazadas, un profesional de la salud puede guiarlas en el proceso para encontrar medicamentos antiepilépticos que tengan menos interacciones con los anticonceptivos16 y, de este modo, evitar embarazos no deseados.
Prevención de episodios de crisis
Si bien muchas mujeres son conscientes de los cuidados que deben tener en diferentes etapas de su vida para tratar la epilepsia, estudios indican que los adultos con epilepsia tienen más probabilidad de mantener comportamientos poco saludables. Por ello, resulta crucial reconocer cómo esta enfermedad afecta a las personas y qué cuidados necesitan para tener calidad de vida.
Entre los factores que pueden desencadenar convulsiones, se encuentran los cambios hormonales, la retención de líquidos, el estrés, no dormir el tiempo recomendado por el neurólogo o dejar de tomar los medicamentos.
Para mantener la epilepsia controlada y reducir su efecto en otras esferas de la vida, algunos expertos también recomiendan una dieta balanceada que ayuda al cerebro a funcionar mejor, realizar ejercicio para reducir el estrés y el riesgo de una convulsión, así como terapias complementarias que pueden aumentar el bienestar de los pacientes.
De este modo, la información integral sobre los medicamentos y terapias disponibles, así como la manera en la que la enfermedad afecta a los pacientes, puede contribuir en que quienes padecen epilepsia encuentren bienestar y apoyo. Esto es clave teniendo en cuenta que la epilepsia ha sido una enfermedad estigmatizada, en gran medida, por desinformación y temores que surgen a su alrededor y han generado discriminación hacia quienes la padecen.
Para luchar contra ese estigma, se conmemora el Día Mundial de la Epilepsia (26 de marzo), que tiene como objetivo abrir espacios para concientizar y sensibilizar a la sociedad sobre las necesidades de las personas que padecen epilepsia. En el marco de esta conmemoración, conocida como el día púrpura, así como del día de la mujer, las condiciones de las mujeres y personas que padecen epilepsia deben reconocerse y atenderse, como un ejemplo de que el cuidado de su salud y su cuerpo merecen estar entre las prioridades de la sociedad.