Los episodios de migraña crónica y episódica pueden causar niveles importantes de discapacidad, tanto para los pacientes como para sus familias. En Latinoamérica se ha descrito una prevalencia de migraña crónica entre 5,12 y 7,76%.
De acuerdo con la frecuencia de los episodios, la migraña se divide en dos subtipos principales: migraña episódica, que se presenta entre 1-14 días al mes; y migraña crónica, que se presenta durante 15 días o más al mes durante más de tres meses, y que, en un período de 8 días al mes, presenta características de cefalea migrañosa.
Las observaciones epidemiológicas y clínicas apoyan la progresión de la migraña episódica a la migraña crónica. Este avance ocurre en aproximadamente el 2,5% de las personas con migraña episódica, anualmente.
La migraña es un tipo de dolor de cabeza que se caracteriza por ser repetido o recurrente. Las personas que la sufren suelen experimentar un dolor moderado o intenso que empieza en uno u otro lado de la cabeza y se extiende de forma pulsátil, como si se notara el latido del corazón. El dolor puede ir acompañado de náuseas y vómitos, y empeorar con la luz, los ruidos, los olores o los movimientos.
No se ha demostrado una causa única que desencadene los tipos de migraña, pero varias de ellas se relacionan con cambios químicos del cerebro, algunas de las razones son los productos alimenticios y sus aditivos. También están incluidos los problemas de sueño y emocionales, asimismo la deshidratación y ciertos factores ambientales.
Existen alternativas que pueden ayudar a los ataques de la enfermedad son: aislarse en habitaciones silenciosas y oscuras, tomar siestas al presentar síntomas, aplicar técnicas de relajación, tener una buena rutina a la hora de comer y dormir.
Los pacientes con migraña crónica sufren dolor intenso, ansiedad o depresión, con una frecuencia 2-3 veces superior a la migraña episódica. El tratamiento de la migraña está destinado a detener los síntomas y prevenir ataques futuros.
Los medicamentos usados para combatir esta enfermedad se dividen en dos grandes categorías: la primera analgésicos, también conocidos como "tratamiento agudo" o "abortivo", se toman durante los ataques y están diseñados para detener los síntomas. Otros tratamientos como los medicamentos preventivos; estos tipos de medicamentos pueden reducir la intensidad o la frecuencia de las migrañas.
Asimismo, es importante mantener un diario de cefaleas, donde se puedan registrar los episodios, lo cual puede ayudar a conocer sobre los factores que pueden llegar a desencadenarla.
En el caso de presentar dolores de cabeza frecuentes o antecedentes familiares que sufran de migraña, un médico especialista como el neurólogo podrá realizar el diagnóstico basándose en los antecedentes médicos, síntomas, mediante un examen físico y neurológico para poder determinar el tratamiento más adecuado.
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