Eran las 10 de la mañana del domingo 17 de enero, cuando 11 amigos, que trabajan en un restaurante, estaban reunidos para iniciar el paseo que los llevaría a conocer la quebrada Alto de la Nevera, en Bucarasica.
Desde el barrio Patio Barrido, ubicado en la vía que de La San Juana conduce a Ocaña, salieron las hermanas Montoya a encontrarse con el resto de amigos.
Luego de media hora en un vehículo, el grupo llegó al kilómetro 96, en la finca el Meseson, desde donde iniciaron la caminata montaña arriba. Las bromas entre los jóvenes no dieron espera, Leidy Adriana Montoya, de 20 años, era una de las más animadas, estaba feliz y se reía de las bromas de todos, así lo recordó su hermana menor.
Pero hacia las 11 a.m. la tragedia los detuvo. Luego de andar por entre rocas enormes, llegaron a un primer pozo de agua, que no les permitió continuar con el paseo.
A partir de ese momento la alegría se transformó en miedo, desesperación y dolor, pues una de las dos hermanas Montoya cayó al agua y nadie la volvió a ver.
“Habíamos avanzado unos 600 metros, cuando yo me resbalé y fui a dar al pozo, como pude logré agarrarme de una piedra. No me di cuenta en que momento ella se lanzó por mí, pero no volvió a salir”, dijo la hermana de Leidy Adriana Montoya.
Los amigos del paseo se dividieron, unos quedaron en el pozo y otros se hicieron al otro lado para ver si la joven salía a flote.
La hermana de 15 años de Leidy quedó incomunicada, debido a que su teléfono se llenó de agua. Varios de los demás acompañantes empezaron a dar aviso a los familiares de lo sucedido, pero solo fue hasta la 1 de la tarde que iniciaron la búsqueda.
Desde ese momento no hay rastro de la joven ayudante de cocina. Familiares y amigos se las han ingeniado para ingresar al pozo que mide unos 7 metros de profundidad, pero todo ha sido en vano, no han logrado dar con ella.
La búsqueda
Seis días después de ocurrida la desaparición de la joven, su familia suplica a las autoridades de rescate que no los dejen solos.
“Hicimos artesanalmente una represa para bajar el nivel del agua, también nos ha tocado en la carretera pedir ayuda para reunir y pagarle a dos buceadores, pero nada hemos logrado”, dijo William, hermano mayor de la joven desaparecida.
Leidy Adriana es de cabello castaño, piel canela y siempre mantenía una sonrisa, que la caracterizaba.
“A los buzos se les acabó el aire y toca recargarles para que vuelvan a ingresar, pero ha sido muy difícil porque los recursos son pocos y la angustia es más grande”, dijo el hermano Montoya.