Un giro escandaloso dio la vida de Kelly Suárez, exreina de belleza y reconocida modelo profesional en el departamento de Bolívar. En octubre de 2014 fue capturada junto con varios hombres por pertenecer a una red de explotación sexual de niños, niñas y adolescentes. Diez años después, un juez la condenó al encontrar probada su responsabilidad y liderazgo en la estructura criminal de proxenetismo que operaba en el país y en el extranjero.

El fallo condenatorio da por terminado un proceso judicial que captó la atención y generó un rechazo masivo, sobre todo en la Costa Caribe colombiana.

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Suárez, quien alguna vez fue admirada por su éxito en el mundo de los concursos de belleza, fue acusada de utilizar su influencia para reclutar a niñas, niños y adolescentes bajo la promesa de oportunidades en el modelaje y la televisión. Sin embargo, según las investigaciones, estas promesas eran una fachada para explotarlos sexualmente en una red de proxenetismo de alto perfil.

Durante el juicio, se escucharon testimonios de varias víctimas que detallaron cómo fueron engañadas y luego forzadas a prestar servicios sexuales a clientes adinerados y poderosos. Las pruebas presentadas incluyeron mensajes, registros financieros y grabaciones que vincularon directamente a la mujer con la operación de la red criminal.

Pese a ello, la exreina sostuvo a lo largo del proceso que era inocente y su defensa alegó que las acusaciones eran parte de un complot para desprestigiarla; sin embargo, las pruebas en su contra demostraron lo contrario.

Según la investigación adelantada por una fiscal de la Seccional Bolívar, la organización instrumentalizó a más de 54 niños, niñas y adolescentes, quienes fueron obligados a realizar actividades sexuales con turistas nacionales y extranjeros.

Durante el operativo de captura, las autoridades rescataron a varios menores involucrados y se procedió a restablecer sus derechos, desmantelando así una parte de la estructura ilegal dedicada a la explotación sexual en la región.

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Tan escandalosos fueron sus actos, que la taquillera película Sound of Freedom (Sonido de Libertad) recreó el personaje de la mujer, mostrando cómo convencía a los niños para venderlos a extranjeros. En la película la nombran Katy Giselle, pero en realidad se trata de Kelly, un personaje de la vida real que destruyó la vida de familias enteras, pues muchos padres entregaron a sus hijos de manera voluntaria, confiados en que se trataba del inicio de una exitosa carrera en el modelaje.

Organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres han destacado la importancia de este veredicto como un paso hacia la justicia para las víctimas de trata y explotación sexual.

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