Angustia, es lo que reflejan los rostros de los padres que aguardan en las afueras de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (Ucin) del Hospital Central de San Cristóbal, y nos es para menos, pues además de las preocupantes condiciones de salud de sus bebés, deben lidiar con un sinfín de situaciones que impiden la atención adecuada y oportuna de estos pequeños, cuyas vidas están en riesgo.
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Otros servicios como la Unidad Patológica Neonatal (UPN) y la Unidad de Recién Nacidos (URN) presentan situaciones similares.
La merma en el personal de enfermería se ha acentuado de forma significativa desde hace dos años. Las autoridades del Hospital Central de San Cristóbal han señalado en reiteradas oportunidades que es debido a los bajos salarios impuestos desde el nivel central y a las difíciles condiciones del país.
Al menos 75% de este personal ha migrado a otras latitudes o ha abandonado sus cargos para ejercer de forma privada y así poder cobrar en dólares o pesos, lo que les permite cubrir de mejor manera las necesidades de su núcleo familiar.
El número de niños hospitalizados varía entre 30 y 50, pero, según relatan los padres, es común que el personal de guardia no llegue a sus turnos. “No es raro que haya una sola enfermera para atender a todos los bebés”, dice la madre de un recién nacido que permanece intubado desde hace tres semanas.
“A nosotros no nos dejan entrar”, señala otra de las madres con impotencia, al explicar que en ocasiones –sobre todo durante los turnos nocturnos-, los bebés se quedan solos porque no hay personal disponible.
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Explican que la mayoría de los niños presentan condiciones muy delicadas que requieren de la atención de un profesional, pero por diversas razones no siempre disponen de la atención requerida. Este fin de semana un cartel colocado en el vidrio de la entrada les advertía que por fallas en el transporte no habría personal disponible.
La situación disparó las alarmas entre los padres, quienes inmediatamente denunciaron la información por redes sociales. La estrategia surtió efecto, pues las autoridades se hicieron presentes en el lugar para solventar la necesidad de personal.
Por su parte, personal de enfermería que se encontraba de guardia explicó que el servicio de transporte que prestan en autobuses de Transtáchira a los trabajadores que viven retirados o en otros municipios del referido recinto hospitalario no funciona como lo establecieron cuando activaron las rutas.
Dicen que el salario que devengan no les alcanza para cubrir el costo de los pasajes, a lo que se suma el hecho de que el transporte público tampoco funciona en el horario en el que finaliza su jornada laboral, por lo que deben retirarse antes. “Si somos cuatro, nos vamos tres y uno queda de guardia”, explican.
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En medio de precariedades
María Vargas es oriunda del estado Apure y hace 27 días dio a luz a un niño que vino al mundo con problemas respiratorios, desde entonces duerme afuera de la Ucin, pues carece de medios para alojarse en algún sitio.
Hasta comer es un sacrificio, porque el poco dinero disponible es para los medicamentos y los exámenes que le solicitan a su bebé, pues relata que en el hospital “hasta los guantes del personal toca comprar”.
Sin embargo –dice- todos estos sacrificios no sirven de nada si los niños no cuentan con enfermeras que les administren los medicamentos a tiempo o les atiendan ante una complicación.
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