Con el ingenio y las ganas de innovar en Norte de Santander, Giovanni Leal y Jenny Pabón crearon una prótesis que fuera útil para los colombianos y más económica que sus similares del mercado.
Giovanni Leal y Jenny Pabón son dos jóvenes cucuteños que impulsados por la curiosidad y la creatividad, crearon una mano robótica que le permitirá a una persona recobrar la utilidad de su extremidad superior.
Cuando asumieron este reto, decidieron analizar el funcionamiento de una mano humana: cada uno de sus movimientos, que la componían y la utilidad que tenía. Aunque analizaron diferentes propuestas mundiales sobre el tema, su prioridad no fue imitar estéticamente la mano, esta se basó en que fuera accesible económicamente y funcional para la persona amputada.
Leal, ingeniero de sistemas de la universidad de La Sabana y Pabón, ingeniera mecatrónica de la universidad de Pamplona, demostraron que el ser humano no tiene límites. Su propuesta robótica fue apoyada por la empresa TNS SAS, en Norte de Santander, donde trabajan: él como jefe de robótica y ella como profesional de diseños de investigación y robótica, desde donde le apuestan a “hacer más fácil el trabajo a las personas a través de aplicaciones informáticas”, que es la misión de su empresa.
Así nació el proyecto TNS B1i, como llamaron a su mano robótica, que representa un reto para su vida profesional. Desde que empezaron, han trabajado horas seguidas en cada pieza que compone esta prótesis y en cómo lograr resistencia, eficiencia y calidad en un solo producto.
Los retos del proyecto
Al investigar el mercado de las manos robóticas, estos jóvenes se dieron cuenta de que a una persona le tocaría invertir entre 200 y 250 millones pesos para conseguir un producto similar, lo que es muy costoso para un colombiano. Por eso, quieren que este proyecto logre hacer prótesis de $30 millones máximo.
Además, Leal comentó que hay prótesis que se activan con la espalda, pero la persona deja de usarlas con el tiempo porque pueden afectar otra parte de su cuerpo y causar dolencias.
“Buscamos desarrollar algo que sea práctico y que se use en el día a día de la persona”, aseguró el jefe de robótica de TNS.
Aunque ha sido complicado traer los equipos a Cúcuta, siguen empeñados en mostrar que en la región se pueden hacer cosas innovadoras, pues están trabajando proyectos tecnológicos que actualmente también se hacen en otros países como Reino Unido.
Después de probar con varios materiales, apoyados en una impresora 3D, importaron un material plástico mezclado con policarbonato, con el que imprimen cada pieza.
“Inicialmente, la punta de cobre de la impresora 3D se nos dañaba por el material. Pero después de investigar logramos traer desde China una punta de acero que nos permite imprimir el diseño sin fallas”, aseguró Jenny Pabón.
Con un microprocesador, un controlador y una batería más pequeña que la de un celular, desarrollaron esta mano inalámbrica. En sus dedos hay microadaptadores lineales, una tecnología que llega a tener un costo de 60 libras cada pieza ($230.000), por lo que decidieron hacerlos aquí.
“Pudimos comprar tecnología y ensamblar, pero la idea era innovar y crear algo útil, por eso fuimos creando cada pieza que compone esta mano robótica”, aseguró Giovanni Leal.
Otra innovación de este producto es que los proyectos similares del mercado deben usar dos baterías: una para el motor (12 voltios) y otra para los microprocesadores (3 a 5 voltios). Sin embargo, TNS B1i solo usa una batería de 2,5 miliamperios, lo que beneficia el peso de la prótesis y el ahorro de energía, pues automáticamente se pone en receso cuando no está en funcionamiento.
Los modelos actuales pueden llegar a tener un peso que oscila entre los 500 y 600 gramos, pero la mano robótica cucuteña tiene un peso total de 250 gramos.
Esa mano robótica, llamada jocosamente como la mano de Los Simpson, tiene solo cuatro dedos. Por cuestiones de diseño, utilidad, peso, costos, y teniendo en cuenta la anatomía; se concluyó que el dedo anular y el meñique funcionaban de manera similar y es por eso que lo suprimieron, permitiendo así que el mecanismo funcionara mejor.
El futuro de TSN B1i
Una de las funcionalidades de la mano, en la que trabajan, es en la delicadeza que esta tenga al momento de agarrar objetos con características específicas. “La idea es que logre agarrar un huevo sin dañarlo”, explicó Pabón.
Sin embargo, la intención es que el artefacto también tenga la capacidad de mantener la resistencia y fuerza suficientes para levantar objetos pesados. “Con esta prótesis se pueden levantar 12 kilos con el dedo meñique, el sistema está diseñado para mezclar fuerza y delicadeza”, aseguró Leal.
Esta mano puede hacer muchas cosas, porque el sistema se va adaptando al usuario de acuerdo con sus movimientos. Hay una memoria que puede grabar cada uno de ellos, para que la persona pueda hasta hacer gestos con sus dedos. Además, sus piezas pueden reemplazarse a bajo costo.
Los ingenieros esperan conseguir, con el apoyo del Ejército Nacional, una persona que haya tenido una amputación del antebrazo (transradial) y que esté dispuesta a trabajar en el programa. “De esta manera ya podríamos tener un estimado de tiempo real sobre cuánto demoramos en estabilizarlo a la persona.”, comentaron.
El mensaje para la academia
Estos ingenieros consideran que la práctica es indispensable en el proceso formativo, un estudiante debe saber que se pueden hacer innovaciones interesantes con sus ideas.
La limitación de algunos maestros –comentan–, frustra de cierta manera la imaginación y las ganas de crear. Para Giovanni Leal, la labor del maestro es lo importante. “No es dar clase, es acompañar el aprendizaje y enfocarlo, porque así uno se quita la idea de que hacer otras cosas, es imposible”.
Con la mano vino un reconocimiento
Esta iniciativa los llevó a obtener un reconocimiento internacional, fueron finalistas en la ronda de la AssistiveTechnology en el Premio Hackaday, un reconocimiento con el que obtuvieron mil dólares que se invirtieron en su proyecto.
Hackaday, es el anfitrión de una de las más grandes competencias de hardware que se hacen internacionalmente. Su premio se convierte en un desafío para los innovadores del planeta que deben construir algo que aporte al cambio mundial.
Fueron cinco rondas de desafíos de diseño, en los que los creadores de hardware mostraron sus habilidades. En siete meses se han visto más de 1.000 proyectos y hasta ahora 80 de ellos han ganado mil dólares.
Entre ellos está el proyecto TNS B1i, de los cucuteños que lograron destacarse en la ronda de Tecnologías de Asistencia (Assistive Technology) y tienen una oportunidad de ganar el Gran Premio: 150.000 dólares y una residencia en el Supplyframe Designlab en Pasadena.
En esta página se puede apreciar el proyecto cucuteño: https://hackaday.io/project/13339-tns-b1i