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Vida
Comer verduras puede ser divertido
Conozca cómo el juego, la motivación, y la creatividad puede lograr que sus hijos consuman  frutas y verduras por iniciativa propia.
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Jennifer Rincón
Sábado, 18 de Julio de 2015

La hora de ir a la mesa no debe ser un caos familiar.

Cómo resolver la eterna enemistad que hay entre los niños y las verduras es una de las preguntas más frecuentes que los padres de familia le hacen a la nutricionista Melina Angarita Salazar.

Sin embargo, hacer que los niños se coman la sopa, prueben el brócoli o la remolacha no debe convertirse en un dolor de cabeza para los padres, ni muchos menos de los pequeños.

Establecer hábitos alimenticios mediante el consumo balanceado de proteínas, verduras, frutas, carbohidratos, y lácteos, también puede ser divertido, explica Angarita.

La tarea debe empezar luego de los seis meses de nacido cuando los niños empiezan a recibir alimentos complementarios a la leche materna.

Enseñarle buenos hábitos alimenticios a los niños entre 1 y 5 niños, garantizará que crezcan con mejor salud, y con menores riesgos de contraer sobre peso, trastornos cardiovaculares, y diabetes.

Un niño entre 1 y 3 años debería comer al día alrededor de 200 gramos  de verduras y al menos una fruta. Las verduras son ricas en vitamina A y C, esta última posee propiedades antibacterianas, muy necesario para los niños.

Estos alimentos son fuente de minerales, como el magnesio, el potasio, el calcio o el hierro, y por su alto su contenido contribuyen a la hidratación del organismo.

La hora de la comida no debe ser una tortura

Uno de los errores que más cometen los padres de familia es obligar a los niños a ingerir verduras que ellos no toleran.

“Si al niño se le regaña por no tomarse la sopa o no comer ensaladas  el asociará la hora de la comida con un momento de estrés e incomodidad”, dijo la sicóloga Ingrid Camacho.

En esta situación recomienda explicarle a los niños las bondades de  los alimentos que se le sirvieron  para que ellos, por iniciativa propia coman.

En los jardines infantiles suelen desarrollar esta estrategia. Semanalmente se les habla a los niños sobre un grupo de alimentos y cuál es el beneficio que le proporciona a los organismos.

“No debemos pelearles o imponerles que coman. Con solo decirle que si come espinaca tendrá los músculos de Popeye, o que si se comen la ensalada crecerán bastante, es suficiente”, explicó Angarita.

La nutricionista dijo que las frutas y verduras verdes son las que menos apetecen los pequeños, por lo que recomendó ensayar colores y formas con las comidas para motivar a los niños a probar estos alimentos.

Platos vistosos y deliciosos

Dejar que los niños participen en la preparación de las comidas y escojan el menú  de vez en cuando también es clave.

Angarita recomienda que padres e hijos jueguen en la cocina a mezclar colores y sabores en los platos.

“Podemos probar con un menú de colores. Por ejemplo, jugar en la cocina a preparar recetas solo con frutas o verduras verdes como el brócoli, las habichuelas, el pepino, las espinacas, y las peras. Al día siguiente podemos combinar rojas y moradas, como manzanas, remolachas, y así sucesivamente”, explicó Angarita.

La presentación de los platos también influye en el apetito de los niños. Si ellos ven sobre la mesa un plato vistoso, donde frutas, verduras y proteínas dibujen caritas felices, animales u objetos de su entorno, se motivarán a probar los platos.  

Utilizar la imaginación en la cocina e invitar a los niños a probar diferentes alimentos cada día, ayudan a implementar buenos hábitos alimenticios sin convertir la hora de la comida en un caos familiar.

Implementar la ‘Rueda de la comida’ es otra de las estrategias recomendadas. Se debe pintar en un círculo diferentes grupos de alimentos y el niño deberá comer la que le indique la flecha. De esta forma se nutrirán mientras juegan.

¿Cuantas veces debe comer el niño al día?

Como el niño está en plena etapa de crecimiento y desarrollo debe comer por lo menos cinco veces al día, recomiendan los expertos.

Las comidas deben ser balanceadas y se le deben distribuir en cinco momentos del día. A continuación un ejemplo del menú diario:

Desayuno: (6 a 7 a.m.) el primer alimento les ayudará a tener la energía necesaria para iniciar el día. Debe llevar lácteos, frutas y cereales.

Media mañana:( 10 a.m.) es recomendable que el niño no pase muchas horas sin probar bocado entre el desayuno y el almuerzo. Un bocadillo, una fruta o un yogur.

Almuerzo: (11:30 -12:00) debe tener un menú balanceado que incluya, fruta, verduras, proteínas, y  harinas. Las porciones deben ser proporcionales a la edad del niño.

Media tarde: ( 3 p.m.) permite complementar el valor energético del día. Se recomienda darles frutas, zumos, leche, yogur o un bocadillo.

Cena: (6:00 - 7:00 p.m.) en la última comida del día debemos darles alimentos que sean digeribles y no pesados, para que durante el sueño la digestión sea fácil. Verduras cocidas, sopas, pescados, lácteos, son algunas de las opciones.

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