La mala pronunciación de un niño, el reducido número de palabras que maneja y la incapacidad de expresarse con facilidad, son falencias con las que todos los padres deben lidiar durante los primeros años de vida de sus hijos.
¿Qué sucede cuando estos problemas persisten?¿Cómo debemos resolver esta situación? La fonoaudióloga Pilar Rodríguez Suárez respondió estas y otras dudas.
¿Cuándo se considera el problema lingüístico del niño como un trastorno?
Es un trastorno de pronunciación cuando supera cierta edad. En los primeros años es normal que presente dificultades o las famosas dislalias. Debemos descartar de entrada alguna dificultad orgánica ya sea un frenillo lingual o algún problema auditivo como la hipoacusia.
Al inicio, simplemente, son retrasos. Por lo general, un niño de 6 años tiene problemas para pronunciar la ‘rr’. A medida que va pasando su etapa de adquisición del lenguaje debe ir incluyendo nuevos fonemas a su repertorio.
Un niño de 15 meses debe tener un repertorio de entre 20 y 50 palabras, si a los 4 años tiene una cantidad limitada de palabras debemos empezar a ponerle atención.
¿Qué pueden hacer los padres para prevenir estas dificultades?
El desarrollo del lenguaje del niño empieza desde que nace y está diferenciado en una etapa prelingüística y lingüística. El niño que haya tenido una buena estimulación del lenguaje desde sus primeros 2 y 3 años, mediante sonidos y que les hablen claro y no a media lengua, probablemente no sufra de estos trastornos en su etapa escolar.
La clave es tener una buena comunicación y estimulación con los niños. Hablarles claro, esto no quiere decir que le reste amor o cariño al comunicarse con ellos
Es vital incluir las lecturas. Empiecen con lecturas cortas y llenas de gráficos esto les permitirá tener un vocabulario bastante amplio al iniciar su etapa escolar. El hábito de la lectura deber ser constante y papá y mamá deben dar ejemplo.
¿Cuáles son los principales errores que cometen los padres?
Cuando el niño empieza a hablar tiene algunos errores, omite fonemas, sustituye o reduplica alguna letra. Como está iniciando su repertorio y su fluidez verbal esto les puede causar gracia a los papás y terminan burlándose de ellos. Eso no se debería hacer porque genera frustración en los niños.
También es común que los papás, los abuelos o el núcleo familiar donde se desenvuelve el niño le hablan de forma caricaturizada o consentida, omitiendo palabras o fonemas en su discurso y acostumbren a rotular las cosas de diferente manera causando confusión en el desarrollo lingüístico.
Si usted le dice al niño que se ponga los ‘papos’ en vez de los zapatos, lo manda a ‘murmir’ en vez de dormir y le dice que le pida la ‘chon’ a la tía en vez de la bendición, va por el camino equivocado.
¿Cuáles son los trastornos más comunes?
Un niño de 6 años puede presentar dificultad para los sinfones que es la combinación de los fonemas. También está el rotacismo que es la dificultad que tiene el niño para producir e introducir en sus palabras la letra ‘rr’ o ‘r’.
¿Cómo repercute este problema en el ámbito escolar?
Si el niño sigue con falencias de articulación del lenguaje al entrar al colegio se le dificultarán los procesos de lecto-escritura. Si no se hace un diagnóstico a tiempo y no se realiza un direccionamiento terapéutico que involucre a los niños y a sus padres se pueden empezar a manifestar los trastornos del aprendizaje.
Uno escribe como habla. Si el niño tiene problemas articulatorios y de pronunciación va a tener esas mismas falencias a la hora de escribir. Es el alumno que se queda en los dictados y comete errores ortográficos. Además, los niños pueden ser muy crueles y al ver que el compañero no aprende a su misma velocidad se podrán burlar de él y le podrían causar graves problemas sicológicos.
¿Cuánto puede demorar el niño en superar esta falencia lingüística?
Hay que entender que de la noche a la mañana el niño no va a superar los errores que tuvo por falta de una estimulación inicial. Debemos tener mucha paciencia. Cuando el padre o el profesor detectan una falencia de este tipo y lo remite a terapias espera erróneamente ver resultados de inmediato.
No podemos pretender que en una sesión de 20 o 30 minutos programada tres veces a la semana se haga milagros. Por lo general las terapias son de direccionamiento. El terapeuta enseña y reeeduca los patrones motores del habla y el lenguaje para que el niño se ejercite en casa, reforzado por sus padres. Los pronósticos en los primeros años son buenos si hay juicio, constancia, y orientación de ambas partes.
¿Quiénes deben estar involucrados en el proceso de direccionamiento y educación?
Hay que incluir en el proceso de estimulación, direccionamiento y reeducación a todas las personas que se encuentren en el contexto donde el niño se desenvuelve. Si el pequeño está en etapa escolar es vital que las recomendaciones que se den en consulta sean compartidas con los docentes para que ellos realicen este direccionamiento desde las aulas y no dejen el niño a un lado por no ir al ritmo de sus demás compañeros. No podemos recaer en discriminación lingüística porque tatarmudea o se come las palabras.
Ejercicios prácticos…
Juegue con las categorías semánticas. Al inicio es normal que un niño de año y medio le diga a un perro “guau gua” porque aprende con sonidos onomatopéyicos. Los padres deben hacer la retroalimentación y explicarles que el “guau guau” es el perro. De esa forma se va estimulando una evolución en el desarrollo lingüístico del niño.
Todo el vocabulario que se le quiera incluir en el repertorio semántico al niño tiene que ser explicado No es solo enseñarle la palabra sino a qué categoría corresponde. Por ejemplo: perro y gato, animales domésticos. Todo lo que el niño tenga a su alrededor, se convierte en el escenario perfecto para la retroalimentación e ir ampliando su vocabulario.
Vocabulario
Dislalia: Trastorno en la articulación de los fonemas. Es el trastorno del lenguaje más común en los niños, el más conocido y más fácil de identificar. Suele presentarse entre los tres y los cinco años, con alteraciones en la articulación de los fonemas.
Frenillo lingual: es un pliegue vertical de mucosa que une la parte delantera de la lengua al suelo de la boca. Cuando es más corto de lo normal, los movimientos de la lengua se ven limitados y se dificulta pronunciar las consonantes que requieren del contacto de la lengua en el paladar (t, d, n, l, r).
Hipoacusia: Es la incapacidad total o parcial para escuchar sonidos en uno o ambos oídos.
Sinfones: es un grupo consonántico que aparece dentro de la misma sílaba, con las dos consonantes seguidas y una vocal . Ejemplo: cla, cre, fle, fru…