Pineapel, el papel orgánico elaborado a base de los cogollos de la piña es una alternativa biosaludable para la producción de papel, elaborada con buenas prácticas ambientales y en cumplimiento del Código nacional de recursos renovables y protección ambiental.
Andrés Yesid González, estudiante de la tecnología en formulación de proyectos del Sena, regional Norte de Santander, es uno de sus creadores e impulsores en la región de la iniciativa.
Este joven, que ya ha sido reconocido por su participación en la Red Colombiana de Semilleros de Investigación (Redcolsi) y en algunos escenarios locales como Corponor, tiene una meta clara: convertir el proceso artesanal en una gran empresa que no solo permita la comercialización de un producto de importancia estratégica para diversas actividades, sino una transformación ambiental.
Esta es, sin duda, su mayor ambición, en vista de que tiene para ofrecer un papel totalmente orgánico, sin aditivos químicos, y con las mismas características del papel tradicional.
Incluso, cuenta, el papel que se obtiene permite crear otros materiales a partir de la celulosa obtenida, como jarrones y otras manualidades derivadas del papel.
En principio, la materia prima proviene de restaurantes y fruterías, en donde los cogollos se convierten en desechos.
Lo que decenas de negocios consideran basura y es, normalmente, arrojada a la basura es el ingrediente del equipo.
“Nosotros hablamos con los dueños y trabajadores de los establecimientos para que nos regalen el material que necesitamos”, comenta Andrés. “Adicionalmente usamos la sábila de la caña, de los sitios en los que hay cultivos. Obtenemos la caña virgen, se muele y luego el cristal se usa como químico para separación y obtención de la celulosa”.
¿Cómo lo hacen?
Según Andrés la elaboración no es dispendiosa, especialmente si se tiene suficiente material.
“Solo es cuestión de triturar los cogollos, tener los depósitos para almacenar el agua y el espacio suficiente y cómodo para el proceso”.
En líneas generales, la elaboración consta de cinco pasos:
Escoger el cogollo fresco para obtener un papel de alta calidad.
Picar el cogollo, para obtener el papel tipo carta, y la concha de la piña que se destina a papeles con los que se hacen bolsas, más resistentes y durables.
Depositar los cogollos en recipientes que tienen una concentración de cristal de caña y agua.
Separar la celulosa con hipoclorito, y al superar este paso, lavar en tamices para extraer el químico.
Poner la celulosa en unas láminas especiales, con tela quirúrgica, y dejar secar al sol para obtener el papel.
Como aporte al sistema de tratamiento biológico de aguas residuales, Pineapel usa una serie de lagunas de acción biológica, similares a las que se utilizan en la extracción de cuerpos sólidos y potabilización del agua.
El hipoclorito que se utiliza en la elaboración y lavado del papel, por los contaminantes que pueda tener como tierra, por ejemplo, se trata en una laguna de oxidación portátil que realiza un proceso de descontaminación natural, evitando así su vertimiento directo al alcantarillado y posterior contaminación de las fuentes hídricas.
Con la utilización de dicha laguna se logra una buena práctica ambiental promovida en este proyecto.
A la vez, funciona como colector de aguas lluvias, ya que el proceso es cíclico y se usa agua lluvia en cada proceso.
Rentabilidad y propuestas
En cuanto a rentabilidad, el aprendiz opina que es un gran negocio al tratarse de un producto con alta demanda, y pese a que la piña es una fruta exótica en otras partes, en Norte de Santander no implica grandes retos porque es posible obtenerla en varios municipios, como Teorama.
“Estamos impulsando una idea empresarial a través de los distintos semilleros de investigación y convocatorias ambientales para obtener el patrocinio económico, y la maquinaria especializada para procesar de forma masiva”, dice.
Actualmente, el equipo solo procesa en el ambiente de formación, de manera rústica, pero en medio de la modesta forma de elaborar el producto, se ligran mismas características de maleabilidad, durabilidad, recepción al color, dureza y textura similares a las de otros papeles.
De ahí que, con la maquinaria adecuada, se podría tener una alternativa favorable para reemplazar el producto que se obtiene hoy en día de la madera.
Vale decir que para la elaboración del papel tradicional se requieren químicos contaminantes que Pineapel no usa.
“El único químico que utilizamos para hacer el lavado de lo que no nos sirve de la celulosa es el hipoclorito, y este no queda concentrado en el producto”, afirma. “En relación con los químicos que habitualmente se usan para separar la celulosa, está la soda cáustica, el sulfato de magnesio, sulfato de sodio, hipoclorito y ozono, pero nosotros logramos eliminar la mayoría”.
Ha sido tal el éxito inicial de Pineapel, que ya le han llegado propuestas curiosas al joven estudiante.
“En alguna oportunidad, una persona nos sugirió que hiciéramos féretros con el papel, porque hemos obtenido una clase bastante rígida y que, al aplicarle pintura, se asemeja al cuero”, relata. “Sería interesante, porque este material se descompone en unos quince días, pero aunque hay oportunidades todavía seguimos analizando cómo financiarnos”.
¿Por qué elaborar papel ecológico?
El papel suele ser producido a base de fibras provenientes de árboles y químicos contaminantes, que favorecen la deforestación indiscriminada de algunas especies.
La elaboración de papel de tipo artesanal es una actividad que ha tenido poco crecimiento, al no existir suficiente producto para el mercado.
Si se tiene en cuenta que el principal componente para el papel es la madera, y que esta requiere protección es necesario examinar nuevas alternativas de producción.
El proceso de elaboración del papel, empleando un producto de desecho como el cogollo de una fruta, lo convierten en una alternativa sostenible y sustentable por el alivio ambiental y bajo costo para ser procesado.