La deforestación en Norte de Santander, vista como un fenómeno social-ambiental, ocupó el primer lugar entre los problemas que más aquejan a la extensa reserva selvática de la región.
Los cambios en los bosques, que son fotografiados satelitalmentepor el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), muestran que para 2016, unas 14 mil hectáreas de reserva forestal dejaron de existir por la intervención humana.
Los indicadores son dramáticos, dijo Sandra Gómez, directora de Recursos Naturales de la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), pues en solo un año se triplicó la deforestación, al parecer, por el aumento de los cultivos ilícitos en las zonas de conflicto armado, la tala ilegal y la ampliación de la frontera agrícola.
Según explicó el subdirector de Desarrollo Sectorial Sostenible, Giovanni Bermón Galvis, las consecuencias de esta práctica son cada vez más visibles y no se necesita de un satélite para que se evidencie la gravedad de este problema.
Cuando en diferentes zonas se registran deslizamientos de tierras o aumenta la sensación térmica de calor, están presentes las consecuencias de la desforestación.
El décimo primer boletín de alertas tempranas de deforestación, publicado en el segundo trimestre de 2017, evidenció que para el 2016 el foco de desforestación más preocupante estaba en la región del Catatumbo.
Las concentraciones más grandes de tala, pueden notarse en las veredas Las Gaviotas, Veta Oriente y Unión Vetas, de Tibú, también en El Tarra y en Sardinata,en donde ya no se apreciala capa verde que cubría toda la extensión montañosa.
Las alertas por tala se concentraron al sur del Río Catatumbo y en cercanías a los ríos Tibú y San Miguel, señala el informe.
El verde que se va de la región
Pero no solo el Catatumbo está en riesgo, el problema ya traspasó fronteras y en municipios como Durania o Bochalema, el cambio climático se está haciendo notorio, dicen los expertos.
Estas tierras con vocación agrícola, en donde antes se sembraba café, quedaron descubiertas de la sombra que le proveían los cafetales y bosques, amenazando todos los servicios sistémicos.
Para el director general de Corponor, Gregorio Angarita Lamk, la complejidad del manejo ambiental de la región es inocultable y no solo se trata de medio ambiente. Se requieren acciones articuladas con entidades que controlen la criminalidad y el orden público.
“Se necesitan políticas de Estado, porque estos son temas que no solo involucran el territorio, sino también la situación social. No solo tiene que ver con acciones disuasivas, también con desarrollo social en las comunidades para que la gente tenga unas alternativas de negocio”, dijo Angaritaen la presentación de la rendición de cuentas de la Corporación.
Advierte Angarita Lamk que el desafío tampoco ocurre únicamente en la zona rural o en los sectores más recónditos del departamento, sino que esta es una realidad que se presenta también en Cúcuta, donde la expansión urbana ilegal está acabando con los bosques secos de la región.
“Nosotros tenemos un plan de acción que tiene 8 programas. Allí se planean misiones bimestrales en temas como ordenamiento territorial, adaptación al cambio climático, negocios verdes, regulación del recurso hídrico y la legalidad sobre el uso de los recursos naturales en procura de hacer un seguimiento equilibrado”, dijo el director general.
‘Pepaburras’, guamos, guácimos, colorados, ‘pegachentos’, canelones, pardillos, ceibas, cañahuates, eucaliptos, amarillones, canelones, higuerones, cedros, acacias, urapos, sandes, cedrilllos, melinas, pinos, palmas de vino y guaduas, son algunas de las especias de flora y maderas más codiciadas.
Los departamentos de Norte de Santander, Guaviare, Meta, Antioquia, Putumayo, Caquetá y Bolívar concentran el 71 por ciento de las alertas por deforestación.
Las denuncias
A la Oficina de Control y Vigilancia llegaron el año pasado 706 denuncias, siendo la deforestación el mayor motivo de solicitudes (340 quejas).
En Tibú, Cúcuta, Ocaña y Pamplona, la Policía incautó en la vigencia pasada un total de 1.019 ejemplares de flora y 270 metros cúbicos de madera que suelen llegar a Cúcuta, en su mayoría, para venderse ilegalmente.
Municipios como Bochalema, Durania y Mutiscua también han presentado altas tasas de deforestación, según indicó el director de Corponor, Gregorio Angarita.
Soluciones a la vista
La tala ilegal es un delito tipificado en el Código Penal, por eso Angarita dijo que ultiman reuniones con la Policía para que interinstitucionalmente se puedan generar procesos sancionatorios y penales contra los responsables.
Corponor, a través de la implantación de aislamientos, ha protegido 38 hectáreas en áreas de ecosistemas en restauración, rehabilitación y reforestación en las microcuencas aportantes al río Pamplonita en los municipios de Chinácota, Herrán y Ragonvalia, sin contar con la protección de 200 mil hectáreas de áreas estratégicas.
“Norte de Santander es una región sostenible ambientalmente. Creo que tenemos muchas herramientas, tenemos una biodiversidad muy grande”, dijo.
Recientemente,Corponor se ubicó 4 en la lista de las CAR que ocuparon los ocho más altos puntajes al superar las metas del Plan Nacional de Desarrollo con buena evaluación de desempeño.
La acelerada deforestación se debe a la ampliación de la frontera agropecuaria,el crecimiento de cultivos ilícitos y la tala ilegal indiscriminada.
Recordar para no repetir
Gramalote fue el primer municipio víctima de la deforestación.Según un documento de Gestión del Riesgo publicado en el año 2011, llamado 'La experiencia de intervención en Gramalote: Un caso de reasentamiento en Colombia, Sur América', la deforestación fue un factor determinante en la tragedia, que terminó con la destrucción del pueblo nortesantandereano.
En el documento se cita que las actividades agropecuarias, asociadas a un proceso de deforestación, ocasionaron un deterioro grave en las laderas y esto comprometió el terreno.
Lo anterior, sumado al Fenómeno de La Niña, agravó la situación del municipio enclavado en la cordillera oriental, generando deslizamientos y grandes remociones de tierra.
Este problema no era ajeno al mandatario de la época, quien ignoró las cartas que enviaban alertando del problema que se avecinaba, como lo aseguró el entonces Personero del municipio.
Según Corponor, entre los años 1990 y 2010 hubo una pérdida de bosque de 214.525 hectáreas, equivalente a un promedio de 10.725 hectáreas por año.
Dato valioso
Según un informe del nuevo Centro de Datos que presentó el Ideama comienzos de año, Norte de Santander ocupó el tercer lugar entre los ocho departamentos con mayores reportes de alertas tempranas por deforestación en el país.
En este sentido, Tibú ocupa el primer puesto en concentración de alertas tempranas, con el 5.8 por ciento en el orden nacional.
Con la denominada ‘Burbuja ambiental contra los motores de la deforestación’, se espera que tanto las fuerzas armadas como las demás autoridades civiles den resultados que, seguramente, terminarán en la judicialización de los criminales.