En el corregimiento de Orú, en El Tarra, ante la falta de un servicio de aseo, la comunidad se ha puesto ‘manos a la obra’ para proteger el entorno y fortalecer la actividad del reciclaje.
Miedo y temor. Eso genera en algunas empresas llegar hasta algunas zonas del Catatumbo, aún cuando la intención es llevar proyectos de bienestar y progreso a estas poblaciones tan descuidadas por el Estado.
Esto se debe a la resonancia que ha tenido el conflicto armado, el cual ha logrado engendrar el estigma de la guerra en estos territorios que la han tenido que vivir por décadas.
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Sin embargo, desde esas orillas se desarrollan interesantes iniciativas. Una de ellas la lidera el corregimiento de Orú, (jurisdicción de El Tarra), donde su comunidad se ha puesto ‘manos a la obra’, apostándole a mejorar el entorno en el que conviven.
Cabe destacar que según el Plan de Acción 2016-2019 de la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), 39 municipios son atendidos con un servicio de aseo para la disposición de residuos sólidos en tres rellenos sanitarios habilitados: Guayabal (Cúcuta), La Madera (Ocaña) y Regional La Cortada (Pamplona).
Para el caso de El Tarra, sus residuos son llevados al relleno La Madera. Sin embargo, el informe solo destaca la población urbana atendida con este servicio: 1.064.671 habitantes (95,5% de la población urbana total proyectada).
La iniciativa
Los habitantes del corregimiento de Orú, cansados de la contaminación que se ha generado por el aumento de la población flotante -respuesta al desplazamiento, la llegada de inmigrantes a trabajar como raspachines y otros factores- decidieron comenzar jornadas de limpieza comunitaria y fortalecer la actividad del reciclaje.
Orú no cuenta con servicio de aseo. La basura es llevada a unos 700 metros del pueblo. Sin embargo, sus habitantes se han capacitado en manejo ambiental y reciclaje para cuidar el entorno y las fuentes hídricas.
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“Con el incremento de la población, también sube el consumo de gaseosas y otros alimentos de paquete que terminan en los ríos o cañadas a falta de un servicio de aseo formal”, explica el ingeniero biotecnológico Juan Alex Díaz, quien ha desarrollado con ellos el proyecto ambiental.
De igual manera, se ha identificado el incremento de material RAEE (Residuos de Aparatos Electrónicos y Eléctricos) de posconsumo que no tienen buena disposición final.
Por ello, su iniciativa también intenta gestionar un sitio adecuado dónde llevar todo este material sin impactar el entorno.
“La misma comunidad creó el grupo ambiental ‘Somos Ambiente y Paz, somos Orú’, y desde noviembre del año pasado ya han podido recolectar una tonelada de reciclaje”, agregó Díaz.
Todo el material se recoge en las casas y la escuela. Sin embargo, el grupo trabaja para encontrar un transporte y construir un centro de acopio para mayor comodidad.
“Muchas veces por el conflicto que se vive aquí, como que no se genera un sentido de pertenencia, agarramos las cosas y las tiramos sin darnos cuenta de que acabamos con lo poco que nos queda de naturaleza”, explicó por otra parte Luis Salazar, líder comunal del corregimiento.
“Nuestra meta es mostrar el corregimiento como un modelo a seguir en Norte de Santander y la comunidad está comprometida en demostrar que aquí hay gente que quiere mejorar en el tema del medio ambiente”, agregó el comunal.
Actualmente, 30 familias se han capacitado en manejo ambiental y han liderado jornadas de limpieza y recolección, incluyendo a 40 niños entre los 5 y 17 años, quienes son los más animados en participar de estas actividades.
El sueño
Lo que surgió como una idea comunitaria, ha crecido hasta el punto de que algunos de sus miembros han podido viajar a Medellín para aprender el manejo profesional del reciclaje.
La meta es fortalecer esta labor en Orú para replicarla en corregimientos como Filo El Gringo, Pacelli y Versalles.
“El año pasado se hizo gestión con el alcalde para crear un depósito para almacenar estos residuos, porque en su gran mayoría se queman o entierran en los patios, pero buscamos materializar un proyecto donde podamos recoger todo ese reciclaje y con lo orgánico podamos aprovecharlo para la creación de un vivero”, explicó el ingeniero Juan Alex Díaz.
“Ahorita viene el posconflicto y vemos la necesidad de crecer con iniciativas de sustitución de cultivos y allá no hay ningún vivero que provea material vegetal. Por eso, queremos que distintas entidades se unan para tener un vivero multipropósito”, agregó.
El dinero recaudado por la venta del reciclaje sería manejado por el Comité Ambiental para expandir la labor.
Sí hay recursos
El alcalde de El Tarra, José de Dios Toro, indicó que aunque varias comunidades rurales no tienen acceso a un servicio de aseo por su lejanía con el casco urbano, particularmente en Orú, se materializará un presupuesto de $33 millones de pesos para construir un centro de acopio de material y residuos, para darle una adecuada disposición final.
Se espera que el proyecto inicie en dos meses, cuando se tenga lista la parte contractual, impactando a más de 2 mil habitantes de esa región. Inicialmente, está proyectado para cobijar a las población de Orú y Filo El Gringo.