Icono del básquet, filántropo, embajador cultural: ningún otro deportista chino ha dejado tanta huella a nivel internacional como Yao Ming, el gigante de 2,29 metros que aterrizó en la NBA hace justo 20 años.
El expívot fue seleccionado en el draft por los Houston Rockets el 26 de junio de 2002, el inicio de una excepcional carrera que le valió una serie de recompensas y que le convirtió en una celebridad en China y en Estados Unidos.
Desde sus inicios, su personalidad calmada, su rendimiento y su buen sentido del humor hicieron de él uno de los favoritos del público que le ayudaron a subir en popularidad en la NBA y en China.
Si bien otros cinco jugadores chinos han jugado en la NBA desde entonces, ninguno ha logrado el mismo éxito. Una posibilidad todavía menos probable en la actualidad, con la fría relación entre la liga norteamericana y las autoridades chinas.
En 2002, Yao Ming era el rostro de una China confiada y abierta, cuyo auge económico se acompañaba de proezas deportivas.
"Hizo introducir a la NBA en China. Y a China en la NBA. Era la época en la que todo el mundo veía los partidos en la tele", declara Gao Dabao, un fan de 30 años desde Pekín.
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Hijo de exprofesionales de baloncesto, Yao Ming jugó en los Shangai Sharks antes de unirse a los Houston Rockets, para los que en casi una década anotó 19 puntos y logró nueve rebotes de media por partido.
Un símbolo
Seleccionado ocho veces para el All-Star Game, el partido que reúne cada año a los mejores jugadores de la NBA, el nativo de Shangai no logró ganar nunca la liga y se retiró en 2011 a los 30 años debido a las lesiones.
"Yao Ming es el único jugador chino que se convirtió en una verdadera estrella NBA", resume Wang Meng, escritor especialista en baloncesto.
"Era uno de los mejores jugadores de los Rockets. Ningún otro jugador chino ha logrado eso", añade.
Como máximo honor, fue admitido en 2016 en el Salón de la Fama, que rinde homenaje a los mejores jugadores de la historia.
Yao Ming es ahora el presidente de la Asociación china de básquet, el organismo estatal que supervisa este deporte en China.
A pesar de su fortuna (acumuló 93 millones de dólares, solo en salarios, durante su carrera en la NBA), el exjugador ha conservado su humildad. Propietario de una bodega, también está comprometido con la protección de la fauna y en obras benéficas.
La llegada de Yao Ming a la NBA encarnó el optimismo de una China que veía el símbolo de su reintegración en la comunidad internacional.
Esto representaba "un mundo en mutación, más allá del simple hecho de que era un jugador estrella. La dinámica entre los dos países ha cambiado", señala Simon Chadwick, director del Centro deportivo euroasiático de la EM Lyon Business School.
Las relaciones entre China y Estados Unidos están tensas en los últimos años debido al comercio, a Taiwán y a los derechos humanos.
‘En lo más bajo’
La televisión pública china dejó de retransmitir los partidos NBA en 2019, después de la publicación por Daryl Morey, en aquel momento entrenador de los Houston Rockets, de una población de Twitter de apoyo a los manifestantes de Hong Kong.
Desde entonces, tan sólo un puñado de partidos han sido retransmitidos en el ‘gigante asiático’. Un duro golpe para la NBA en el que hasta ese momento era su mayor mercado en el extranjero.
¿Cuándo llegará un sucesor para Yao Ming? No inmediatamente, según Xing Chen, un especialista del básquet para el que el nivel general de China está ahora ‘en lo más bajo’.
"Los jugadores asiáticos tienen normalmente físicos diferentes a los jugadores norteamericanos y europeos y además no tenemos la misma cantera de talento que los Estados Unidos", señala.
Difícil también imaginar, visto el estado actual de las relaciones bilaterales, que un deportista pueda ganarse los corazones a ambos lados del Pacífico como hizo Yao Ming.
Sobre todo porque en la actualidad los deportistas tienen que encontrar un difícil equilibrio en medio de las controversias ideológicas entre chinos y estadounidenses, señala Simon Chadwick.
Las organizaciones deportivas occidentales en China pueden "potencialmente (ser objeto) de injerencia política de Pekín y/o de acusaciones de complicidad, en materia por ejemplo de violaciones de derechos humanos", añade Simon.
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