Durante varios días, los habitantes del municipio de Hacarí permanecieron preocupados al ver dos vehículos sospechosos con posibles explosivos adentro. Uno, atravesado frente en la vía que conduce a Ocaña, y otro, frente a la Institución Educativa San Miguel.
Luego de una larga espera de cuatro días para que el personal de antiexplosivos llegara allí, los habitantes se armaron de valor y procedieron a retirarlos.
“Esto fue una labor netamente comunitaria, se vulneraron varios derechos. Los jóvenes y niños, no pudieron asistir al colegio durante esos días, y no se garantizó la seguridad de los habitantes”, indicó Robeiro Muñoz, personero municipal.
El bloqueo de las carreteras, ocasionó, además, grandes pérdidas económicas ya que los campesinos no pudieron transportar los productos agrícolas hacia las plazas de mercado.
Por fortuna, en los vehículos no se encontró ningún artefacto explosivo.
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