Antes de afrontar las próximas tres etapas decisivas en los Dolomitas, el Giro de Italia se concedió este miércoles una jornada de relativa calma que acabó con un esprint en el que se impuso el italiano Alberto Dainese (DSM).
El recorrido invitaba a ello: 197 km de falso llano descendiente entre Pergine Valsugana y Caorle, sin una sola dificultad montañosa en esta 17ª etapa de la carrera italiana... y una meteorología agradable, que por primera vez en esta edición dio una tregua a los maltrechos ciclistas.
Unas condiciones que, como suele ser habitual en el ciclismo en este tipo de etapas, beneficiaron la fuga de un pequeño grupo (cuatro corredores) y el control de los equipos de los velocistas para atrapar a los escapados en el último momento y no malgastar energía de cara al esprint.
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En la última recta, con Mark Cavendish mal colocado y fuera de la pelea por la etapa, todo parecía decidido a favor del equipo Jayco AlUla, cuando el austriaco Lukas Postlberger, en un gran trabajo, llevó en volandas a Michael Matthews y el experimentado ciclista australiano solo tenía que hacer el esfuerzo en los 200 metros finales para llevarse el triunfo.
Pero esos metros finales se le hicieron eternos a Matthews, que vio como en la línea de meta era sobrepasado por Dainese y por el también italiano Jonathan Milan (Bahrain).
Los jueces, no obstante, tuvieron que recurrir a la 'photo-finish' para decidir el vencedor del día, ya que ninguno de los tres corredores se atrevió a levantar los brazos dado el mínimo margen entre ellos al pasar por encima de la raya.
"Es una locura. Hasta ahora el Giro no estaba transcurriendo como había querido. La semana pasada estuve muy enfermo. Tuve problemas digestivos y me costaba respirar. Hoy fue el primer día que tuve buenas sensaciones... y gano. Estoy muy contento", declaró Dainese, de 25 años, que el año pasado ya ganó una etapa en el Giro.
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"Perfecto para guardar fuerzas"
Antes de las tres próximas etapas decisivas para definir el vencedor final de la carrera el domingo en Roma, el británico Geraint Thomas (Ineos) mantiene la 'maglia' rosa de líder de la carrera, con 19 y 29 segundos de ventaja sobre el portugués Joao Almeida (UAE) y el esloveno Primoz Roglic (Jumbo-Visma).
"La jornada no tuvo nada que ver con lo que hemos vivido hasta ahora. Hacía buen tiempo y calor al final. Sienta bien. Fue perfecto para guardar fuerzas antes de las tres etapas que nos esperan", se felicitó Thomas, que el jueves cumplirá 37 años vestido de rosa.
El veterano ciclista galés, ganador del Tour de Francia en 2018, hacía referencia a las dos semanas que han vivido los corredores desde que partieron el 6 de mayo de Fossacesia Marina, en la costa adriática, con frío, lluvia y viento que diezmaron a un pelotón que también sufrió los estragos de las caídas y del covid-19.
El jueves, los ciclistas disputarán la primera de las tres etapas decisivas en los Dolomitas, con 161 km entre Oderzo y el Val di Zoldo, muy cerca de la frontera austriaca, con cuatro ascensos en el programa, dos de primera categoría (La Crosetta y Fercella Cibiana) y otros tantos de segunda (Coi y Val di Zoldo), casi consecutivos y concentrados en los últimos diez kilómetros, cortos pero muy explosivos, con rampas de hasta el 19% de desnivel.
El viernes será aún peor, con un recorrido dantesco hasta las Tre Cime di Lavaredo y sus 2.304 m de altitud, la cota más alta de la 106ª edición de la carrera.
Y por si fuera poco, el sábado se decidirá todo en los 18,6 km de cronoescalada del sábado, con el Monte Lussari y sus 7,3 km de subida a un desnivel medio del 12,1%
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