La idea era probar, en un momento crítico, que Urabá podía tener una capacidad de atención de servicios médicos suficiente para facilitar el bienestar de sus pobladores, sin tener que verse forzados a largos traslados hasta el Valle de Aburrá o Montería en busca de servicios médicos de salud de calidad, según comenta Gustavo Escobar, responsable de Salud de Comfama, quien desde 2014 operaba la clínica y que, en julio de 2021, se convirtió en su propietario.
Tanto fue el impulso hacia ese propósito logrado con la alianza a inicios de la pandemia que, según Escobar, cuando la red hospitalaria del Valle de Aburrá no dio abasto, pacientes de Medellín lograron ser atendidos en las UCI de la Panamericana. Jairo de Jesús Torres, líder comunitario de Apartadó, ocupó durante dos semanas una de estas 25 camas UCI que llegaron en cuestión de semanas, en medio de la saturada demanda mundial, gracias a las gestiones de la embajada de Colombia en China.
“Todo estaba dado para que la pandemia causara estragos en Apartadó y Urabá. Mucho tiempo antes de que el virus llegara, veníamos denunciando el mal estado de la red hospitalaria, como más de 20 años de abandono del hospital municipal. Teníamos una cama de servicios médicos por cada 700 habitantes. Tuve la oportunidad de ser atendido por un equipo profesional de primera cuando me contagié en noviembre de 2020, pero más allá de mi gratitud creo que proyectos como esa dotación de UCI demostraron que sí es posible hacer gestiones rápidas, sin burocracia y en beneficio de la gente”, apunta Torres.
Según Aracellys Castro, secretaria de Salud del municipio, la suma de esfuerzos del sector público y privado permitió no solo triplicar la capacidad UCI del municipio al llegar a 68 camas actuales (sumando 21 instaladas en el hospital), sino fortalecer el concepto de salud y bienestar, al coordinar con el sector productivo estrategias que impactan en la población, como la medicina preventiva familiar y la salud ocupacional.
Además de permitir autonomía al municipio, añade, permitió atender casos complejos, pues la capacidad instalada que hoy tiene gracias a esa sumatoria de voluntades repercutirá en atención a los pacientes oncológicos o de cardiología, entre otros. La alianza convirtió a la Clínica Panamericana en un referente de expansión del sistema de salud para atender la contingencia y prestar sus servicios a más de 693.000 personas que habitan esta región antioqueña.
Para el presidente de Augura, Emerson Aguirre Medina, sin esta alianza al comienzo de la pandemia, la situación habría sido más compleja y el índice de mortalidad mucho mayor. “Este tiempo nos ha mostrado la importancia de trabajar articulados por el bienestar colectivo. Es necesario que, ante este tipo de contingencias, se busquen alternativas para trabajar en equipo por la región y el país”.