Lo ocurrido esta semana con la salida del cargo de Martha Lucía Zamora, encargada la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, le recordó a la país que el "Gobierno del cambio" predica, pero no aplica, cuando se trata de hacer valer la equidad y el respeto de las mujeres, incluidas aquellas funcionarias que ocupan lugares importantes en el poder.
La exfiscal Zamora renunció al cargo tras conocerse que el canciller, Álvaro Leyva, le gritó en Casa de Nariño, en presencia de testigos, por su posición frente al lío jurídico desatado por la licitación de los pasaportes.
El Canciller negó la versión y el Presidente, Gustavo Petro, se puso de su lado y corrió a desmentir las versiones mediáticas que revelaron los actos de maltrato verbal del octogenario funcionario.
Leyva le habría espetado a Zamora el argumento de “no cuidar al Presidente” y de tener conocimiento de “ya usted ha oído lo que piensa Petro de los pasaportes”, dos frases reveladores divulgadas por el periodista Daniel Coronell, que no solo dieron cuenta del carácter hiriente con que se usaron, sino que pusieron en evidencia a un Gobierno que, al parecer, se mueve al vaivén del gusto o el disgusto del Jefe de Estado.
"Notifíqueme en la tumba", también le habría gritado el Ministro de Exteriores a la recomendación hecha por Zamora de conciliar la demanda millonaria de la compañía Thomas Greg & Sons, la única oferente que ganó la licitación para elaborar los pasaportes de los colombianos y que esta administración desestimó de un tajo, aduciendo la necesidad de que se presentarán nuevos oferentes.
Los gritos del Canciller y la posterior salida de Zamora del cargo indignaron a colectivos feministas y desataron una nueva lluvias de críticas hacia el Gobierno, cuya única reaccionó fue la del Presidente que defendió al Canciller negando los gritos, no el contenido de lo que dijo, y poniendo dudas sobre el trabajo de quien era la jefa encargada de la defensa jurídica del Estado.
Consulte: La arcilla y el ladrillo de Norte de Santander se desmoronaron en 2023
“No hubo gritos del Canciller, ni permito que una institución pública se utilice para defender intereses privados”, fue el mensaje del mandatario en X.
El caso de Zamora no es un asunto aislado y se suma a otros hechos que distancian al Gobierno del Cambio de la promesa que hizo en campaña sobre la igualdad de género.
Por la puerta de atrás salieron otras mujeres como Laura Gil, la viceministra de Asuntos Multilaterales de Cancillería, quien lideraba la construcción de una política exterior feminista.
De sus cargos también salieron ministras como Cecilia Montaño y María Isabel Urrutia, quienes se enteraron por terceras personas de que no iban más en sus respectivas carteras.
Esta semana, el Gobierno volvió a dar una muestra de su postura frente al papel de ellas en el poder, al ausentarse de un debate de control político para discutir el aumento de los hechos de violencia basados en género en Colombia.
A la cita no llegó ni la vicepresidenta y ministra de Igualdad, Francia Márquez, y tuvo que ser aplazada, dejando a las congresistas citantes de brazos cruzados, con sus carteles de protesta hechos.
Lea también: Cúcuta: ¿cómo celebran la Navidad las religiones?
"No se trata de repartir cargos"
Para Angie K. González, consultora y docente investigadora de la Universidad Externado, lo que existe es “una incoherencia total”.
Argumentó que la política exterior feminista es, por supuesto, un componente innovador, “pero es en el día a día y en las cuestiones más mínimas que se nota la incoherencia”.
“En el país se están llenando espacios para llegar a la paridad, pero en el día a día la realidad es diferente. En los pocos puestos en donde se ve a mujeres se ha hecho lo posible por desprestigiarlas de manera más dura que a sus colegas varones”, sentenció.
Bajo su análisis, la cuestión no descansa únicamente sobre el Canciller o sobre este Gobierno, sino que es un problema global y estructural del modelo político.
Recordó que ONU Mujeres publica cada año un informe sobre la participación política de ellas en el mundo y a rasgos generales los datos indican que faltarían 130 años para alcanzar la igualdad de género en cargos políticos.
Encuentre aquí: La arcilla y el ladrillo de Norte de Santander se desmoronaron en 2023
“En estos escenarios los temas simbólicos sí son muy importantes”, apuntó la experta.
“Para que más niñas quieran aspirar a cargos públicos necesitan modelos a seguir, por eso es tan importante el referente de la vicepresidenta, Francia Márquez. Pero también es cierto que el Gobierno debe respaldar decisiones técnicas y consensuadas. Para eso el Presidente debe salir de Twitter y mostrarse como un jefe de Estado”, precisó González.
La académica señaló que el problema de la igualdad de género “no se soluciona utilizando a las mujeres para llenar un cargo”, sino respaldándolas mediante la creación de políticas que incentive su participación, considerándolas para la toma de decisiones, motivando el nacimiento de nuevos liderazgos y, sobre todo, dándoles credibilidad y no destruyéndola.
¿Dónde quedó la promesa del cambio?
Frente al tema coincidió Carolina Galindo, profesora de la escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario, quien se remontó a la promesa del "cambio".
“Una de las propuestas claras del Pacto Histórico era lograr una mayor equidad y participación de las mujeres. Y aunque en cuatro años no se pueden desmontar las estructuras patriarcales, la lista al Congreso, por ejemplo, fue paritaria. Al inicio los ministerios fueron paritarios y se creó el Ministerio de la Igualdad”, pero las expectativas altas se han ido desinflando", sentenció.
Le puede interesar: Ocaña tiene POT para los próximos doce años
“Una cosa es repartir cargos y otra muy diferente es un cambio cultural que tienda al reconocimiento de la opinión y al trabajo de las mujeres”, reflexionó.
"Entonces uno se preguntaría: ¿Qué hacer para avanzar en el camino hacia la erradicación de los estereotipos de género?". La respuesta, señaló Galindo, está en comprender el camino en tres dimensiones.
Entender qué está mal para corregirlo, tener un sentido de autocrítica y darle a asunto un carácter "restaurativo", que incluso no tema llegar a la sanción
Lo que señala la politóloga es que si un hecho como el de Zamora “no tiene consecuencias políticas”, tampoco contribuirá al cambio cultural que se necesita.
“El cambio cultural demora muchos años, pero no quiere decir que no se pueda hacer”, insistió.
Por lo pronto, las luces sobre lo ocurrido se han encendido en la Procuraduría, que anunció la apertura de una indagación disciplinaria contra funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, que aún están por determinarse, en el caso de Zamora.
"El Ministerio Público validará si hubo algún tipo de recriminación por su intervención en el proceso de licitación de pasaportes, y entrevistará a los posibles testigos del maltrato del que pudo haber sido víctima y por el que decidió presentar su renuncia al cargo", advirtió la Procuraduría.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion