Humillados, reducidos y sin poder hacer uso legítimo de sus armas quedaron durante unas 10 horas 17 militares que realizaban una operación judicial contra las disidencias de las Farc en el Cauca y que, sin medias palabra, fueron cercados y secuestrados por una comunidad indígena que impidió el procedimiento. Su liberación se dio cerrando la tarde de este miércoles, pasadas las 6 p.m.
Los hechos se registraron desde las 8 de la mañana en la vereda La Pila, adscrita a Toribío, donde se encuentra el resguardo indígena conocido como San Francisco. Hasta allí llegó el pelotón militar a realizar su operativo contra las disidencias y en cumplimiento de una orden judicial emitida por la Fiscalía cuando fueron obligados a detenerse.
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El grupo que los rodeó fue de unas 700 personas, incluyendo a miembros de la guardia indígena de la zona, quienes con improperios y empujones los obligaron a quedarse sentados y sin poder responder junto a la pared de una de las viviendas de la vereda. Además, cuando pasan este tipo de hechos, los soldados tienen prohibido enfrentar a los civiles con sus fusiles, por lo que tenían la restricción legal de usar sus armas.
La molestia de estas personas se desató cuando, en medio del operativo militar, un hombre –identificado como Germán Rivera Medina– resultó herido. Incluso, tras el cerco ilegal, los indígenas lo sacaron de la zona y lo llevaron hasta un hospital.
El alcalde del municipio, Silvio Valencia, confirmó los hechos, pero aún se desconoce el fondo del operativo, pues en esa zona actúan, entre otras, las disidencias bautizadas como frente Carlos Patiño y que dependen del llamado Estado Mayor de las Farc de alias Iván Mordisco.
En todo caso, frente a los soldados secuestrados, fuentes del Ministerio de Defensa indicaron que la situación se superó y que todos los uniformados recuperaron su libertad.
Pero quedó el mal sabor de haber impedido su trabajo. El Ejército explicó que las tropas del Comando Específico del Cauca hacían presencia en la región como respuesta a una orden judicial de la Fiscalía tras la captura de un sujeto que era requerido por los delitos de homicidio agravado y fabricación, porte y tenencia ilegal de armas de fuego.
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“En el desarrollo del procedimiento judicial, las tropas son rodeadas de forma tumultuaria y violenta por más de 700 personas, al parecer habitantes del sector y comuneros de la Guardia Indígena, quienes impiden continuar con el procedimiento, y de donde resulta herido el individuo capturado al tratar de huir del lugar”, detalló el Ejército.
La información preliminar que suministró esa institución sugiere que el sujeto habría sufrido una cortadura en una de sus piernas. En ese momento la comunidad intervino y se llevó al hombre para un hospital, dejándolo sin la custodia de los uniformados que acompañaban el procedimiento de captura.
Tras el hecho, el Ejército envió un duro llamado a la sociedad reiterando que los operativos en los que participan los soldados corresponden al cumplimiento de su misión constitucional para proteger el Estado colombiano.
En palabras de las Fuerzas: “Se reitera que el personal militar cumple con la misión constitucional asignada. Las operaciones militares son legítimas y coadyuvan a generar condiciones de seguridad y de garantía del goce de los derechos de la población civil. Por lo anterior, se insta a la comunidad a no obstruir las operaciones militares, ya que esto puede constituir delitos, como los consagradas en los artículos 429 y 469 del Código Penal Colombiano”.
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La retención a los militares en Cauca recuerda los sucesos que se presentaron hace apenas un mes, el pasado 2 de marzo, cuando la guardia campesina secuestró a 79 policías en Los Pozos, en Caquetá, y asesinó a un uniformado.
En ese momento, la Fuerza Pública estuvo secuestrada durante 30 horas sin posibilidad de defenderse por la guardia campesina “Lozada-Guayabero” les quitó los elementos de protección, no tenían armas y se les acabaron los gases lacrimógenos.
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