Con más de 300.000 personas vacunadas cada día, Colombia empieza a recuperar un ritmo de vacunación sobresaliente. La nación superó las 50 millones de dosis contra la COVID-19 aplicadas desde el mes de febrero, cuando inició el plan nacional de inmunización contra el nuevo virus.
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Sin embargo, hasta la fecha, el número de personas completamente protegidas, esquemas de dos dosis, apenas llega a 22 millones, mientras las cifras de contagio llevan dos semanas en ascenso. En el último día, 2.644 personas fueron diagnosticadas con el virus y 40 de ellas murieron.
Los números se registran en plena reactivación total de actividades presenciales y en un momento donde, como lo sugieren los datos, ebau
Las razones que explican por qué hay aún una importante parte de la población sin vacunar, a pesar de la alta disponibilidad de biológicos y los llamados reiterativos de las autoridades sanitarias a aplicarse la vacuna, parecen que son varias y no tan fáciles de identificar.
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¿Quiénes son los que faltan?
Los especialistas coinciden en que hoy en Colombia la población susceptible (no vacunados) son personas de difícil captación a los que las autoridades de salud tienen que abordar de manera diferente.
Es decir, una persona que no se quiere vacunar no necesariamente se debe considerar como una persona antivacuna, un concepto que cobró protagonismo a nivel internacional por algunos movimientos en Estados Unidos y Europa. Y Colombia, precisamente no se ha caracterizado por tener un movimiento de este tipo.
Así las cosas, las razones por las que muchos hoy no acuden a los puestos de vacunación tiene que ver más con razones sociales de fondo.
En primer lugar, a diez meses del inicio de la vacunación, especialistas como el médico epidemiólogo y profesor de la Universidad de Los Andes, Luis J. Hernández, reconocen que hay una gran proporción de personas que aún manifiestan dudas en la eficacia y en la seguridad de las vacunas.
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Por su parte, para el médico epidemiólogo, Jaime Ordóñez, “las redes sociales traen mucha más cosas falsas que verdaderas y desafortunadamente la mayor parte de la población se informan a través de las redes sociales y no a través de medios de comunicación serios”.
Por eso, además del temor por la eficacia de los biológicos, la desinformación es otra de las razones presentes en los no vacunados.
“En los mal informados caben los desinformados, es decir, los que recibieron información incorrecta; y caben los que sí recibieron la información correcta pero no la entendieron, pues uno de los problemas graves que tenemos en la ciencia es que somos muy malos para explicar” añade el especialista Ordóñez.
En segundo lugar, otras de las razones por las que las medidas farmacológicas, como las vacunas, y las no farmacológicas, como el uso del tapabocas, no tiene mucha adherencia en una parte de la población es debido a una baja percepción del riesgo.
“Todavía siguen viendo la pandemia como algo lejano o algo que ya está controlado. No creen en la gravedad de la pandemia”, explica el epidemiólogo Hernández.
Tanto así, que luego del anuncio del Gobierno Nacional de la obligatoriedad del carné o certificación de vacunación para asistir a eventos masivos muchos jóvenes tomaron la decisión de ir hasta un punto de vacunación para recibir el biológico.
“Es la presión del rechazo social. Si no estás vacunado no puedes acceder a ciertas actividades sociales, lo que me parece maravilloso que lo hayan hecho”, apunta Ordoñez.
Al respecto, el ministerio de Salud ha confirmado que este grupo de la población, de 12 a 29 años, es el que más poca cobertura tiene en vacunación contra la COVID-19. El 53,8 % de los jóvenes del país tiene la primera dosis y el 25,2 % tiene el esquema de dos dosis.
Finalmente, una tercera explicación que constituye la razones por las que hoy algunos siguen pensando en si vacunarse o no, tiene que ver con las barreras de acceso.
Aquí los especialistas advierten en decir que no se trata de la disponibilidad de vacunas, pues actualmente las limitaciones de biológicos parecen un tema superado, sino con barreras sociales o culturales. Por ejemplo, hay personas que cuando se acercan a un punto de inmunización y ven aglomeraciones desisten del proceso.
“Hay barreras de tipo geográfico, sigue habiendo población rural dispersa; barreras de tipo administrativo, que tienen que ver con los lineamientos como el de recibir la vacuna solo seis meses después de la enfermedad o tres meses después de la última dosis; y las barreras culturales también hacen que la gente no se pueda vacunar.
Hasta hace muy poco tuvimos la barrera de no vacunar a los venezolanos irregulares, lo cual era grave porque también se enferman y también propagan la enfermedad”, comenta el profesor de la universidad de los Andes.
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Las regiones rezagadas
Las metas previstas por el Gobierno Nacional es vacunar mínimo el 70 % de la población con al menos una dosis antes del 15 de noviembre y mínimo el 70 % de la población con dos dosis antes del 31 de diciembre del presente año.
De acuerdo con el Ministerio de Salud, la ciudades que más lejos están de alcanzar la meta son Mitu, Inírida, Florencia, Valledupar, Santa Marta y San José del Guaviare, en estos territorios el avance de la vacunación de primera dosis es entre 30 % y 50 %.
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El rezago en departamentos como Vaupés se explica en parte por la geografía particular de esta región. En diferentes municipios y zonas del departamento solamente se llega por vía aérea o vía fluvial para llevar los biológicos. En sitios tan alejados de la urbanidad los vacunadores muchas veces deben superar trochas y ríos caudalosos para llevar las dosis a todos y cada uno de los corregimientos.
Por otro lado, los datos del Ministerio de Salud muestran que lugares como Barranquilla y San Andrés son las regiones que, en este momento, ya superaron la meta de vacunar el 70 % de la población en al menos una dosis. Boyacá, Quindío, Risaralda, Caldas, Antioquia, Tolima y Santander registran tasas de vacunación entre el 60% y el 70%.
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