Un punto de inflexión marca un cambio pronunciado en el comportamiento histórico, sea positivo, negativo o de estancamiento. En lo local y regional entramos en fase de estancamiento: más de lo mismo, subcrecimiento crónico. En lo nacional, la debacle electoral del petrismo, reflejo del descontento general con el actual gobierno, nos llevará a la radicalización de un presidente megalómano y el consiguiente daño institucional y bajo crecimiento económico.

Es difícil saber que puede pasar en este punto de inflexión, más aún cuando la seguridad se degrada exponencialmente y las fuerzas de seguridad se tornan "eunucas" y solo vemos escándalos en las fuerzas militares. Año de crisis, institucional y de seguridad. Pronóstico reservado.

En Latinoamérica las presidencias de Noboa en Ecuador y Milei en Argentina, especialmente este último, permite aspirar a la esperanza que un nuevo modelo de estado (nuevo en estos lares) nos muestre como salir del subdesarrollo. Esperamos que los mexicanos sigan el ejemplo de Argentina y saquen el populismo izquierdista de México y la enruten hacia el desarrollo y la democracia liberal sacándola del camino de estado narcosocialista donde hoy están Cuba y Venezuela y aspira la Colombia de Petro.

El giro a la liberación del modelo estatista en Argentina en el 23, en Mexico en el 24 y de Chile en el 25, potencializará el giro en Colombia en el 26. Desde ya deben aparecer líderes regional que defiendan un cambio del modelo político que incluya, al menos, la descentralización y el desmonte de la presidencia imperial.

Estados Unidos también irá a elecciones presidenciales a finales de 2024. Un Joe Biden que ya muestra síntomas claros de senilidad, buscará la reelección que arriesga perder con el también anciano Donald Trump, que tuvo muchos desaciertos en política exterior y quien llegaría próximo a cumplir 79 años a un nuevo período presidencial.

Estados Unidos no está para audacias geriátricas ni para regresar a la política exterior "progresista" de un Barack Obama y nuevos liderazgos en un mundo en inflexión que necesita orden, sería lo ideal. ¿Aparecerá en las primarias de febrero? Por el bien mundial lo espero. La escasez de liderazgo y el exceso de progresismo en Estados Unidos es grave para el mundo.

La guerra en Ucrania entrará en su tercer año en 2024. Se volvió una guerra de desgaste con final impredecible. ¿Caerá Putin por el daño que la guerra le ha producido a Rusia o seguirá en su tónica del matón del barrio? El devenir de la guerra depende de que OTAN siga apoyando a Ucrania y China a Rusia, una China enfrentando su propio problema de frenazo económico.

Si China se desestabiliza hacia el exterior y arranca la aventura de Taiwán, el mundo entrara en guerra. Confío que el pasado cultural chino le muestre un mejor camino.

El ataque terrorista de Hamas a Israel cambió el equilibrio en Oriente Medio y es claro que Israel no se detendrá hasta destruir a Hamas y Hezbollah así eso implique atacar el Libano y retar a Irán. A los estados de Oriente Medio, varios de ellos con programas serios de desarrollo, no les conviene tampoco el fundamentalismo terrorista islámico, pues ya vieron el peligro del Estado Islámico (DAESH) y deberían intervenir también para acabarlo, pero no lo van a hacer como aliados abiertos de Israel.

Un acuerdo entre Israel y los países árabes de Oriente Medio para que sean los mismos musulmanes, árabes y los otros, los que limpien la casa mientras Israel avanza cautelosamente hacia una solución de dos estados, sería una opción política.

Todo esto requiere confianza, que no hay. Irán seguirá siendo el riesgo real para la ampliación de la guerra y no debería estar en el acuerdo. Son ideas más bien irreales; la situación puede empeorar, más aún si intervienen Turquía y Grecia. Otro pronóstico reservado.

2024 es un año que obligara a todos a tomar posición en un mundo retado por el extremismo. 

Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion