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Al filo del escrutinio
La legislación respecto del aborto sigue siendo igual y por ello, las decisiones de las mujeres siguen al filo del escrutinio.
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Domingo, 8 de Marzo de 2020

En catorce años el país no ha cambiado un ápice. Han sido muchos los proyectos de ley, sacudidas económicas, eventos climáticos trágicos, y proyectos ambiciosos los que han pasado por el país, sin embargo, no hemos avanzado. 

Luego de catorce años, la legislación respecto del aborto sigue siendo igual y por ello, las decisiones de las mujeres siguen al filo del escrutinio.

En 2020, año de fuertes movilizaciones feministas y de grandes avances en materia legislativa y de política pública en favor de la equidad de género en el mundo, Colombia trató de dar un paso hacia atrás, como lo evidenció la petición de un sector político sobre volver a penalizar el aborto. 

Parecía la oportunidad perfecta para legalizarlo sin restricciones, pero nuevamente el derecho a decidir quedó relegado a cuestiones morales y religiosas. 

Pedir acceso al aborto libre y seguro es, para algunos, lo mismo que abofetearlos en la cara. 

Sobre la corrupción no hay reparos, tampoco nadie levanta la voz para proteger a los campesinos de la violencia en los territorios rurales, ni hay pánico colectivo por los cientos de asesinatos de líderes y defensores de derechos humanos que ocurren anualmente en el país. 

Hay más lobby por el ‘lenguaje inclusivo’ que por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. 

Es más importante que en un evento público el presentador haga un saludo protocolario para todos y todas, que permitir a las mujeres decidir respecto de sus propios cuerpos. 

La capacidad de discernir, la inteligencia e incluso la ética de la mujer se pone en duda y se convierte en blanco de ataques por parte de la sociedad, si solicita que le practiquen un aborto. 

El solo hecho de que sean líderes políticos hombres quienes proponen “luchar contra la laxitud en el aborto”, como lo propuso el senador del Centro Democrático Álvaro Uribe, deja ver que las reflexiones femeninas quedan en un segundo plano porque se someten a escrutinios morales y religiosos que nada tienen que ver con el acceso a los derechos, y con la normatividad. 

El mundo entero habla del pasado 08 de marzo de 2020 como el más reivindicativo de la historia, pero, lo cierto es que lograr la equidad de género en Colombia, es un propósito todavía muy lejano. Los testimonios de las mujeres siguen sometidos a escrutinios cuando denuncian violencia sexual o acoso, los liderazgos femeninos todavía necesitan avales masculinos para poder florecer, y las medidas del ejecutivo para abordar problemáticas como la sensación de inseguridad o la falta de reconocimiento del trabajo no remunerado en el hogar, son claramente insuficientes y no han tenido un mayor impacto. 

Frente a este panorama que sucede 365 días al año, a diferencia del ‘Día de la mujer’, que ocurre sólo una vez por año, la estrategia debe ser la rebelión permanente ante el escrutinio injustificado del pensar y el ser femenino, la reivindicación hay que reclamarla y no esperarla sentadas, los cambios hay que promoverlos en vez de únicamente vivirlos. Es la única manera de lograr que el país no pase otros catorce años estancado.

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