Lo que ha sucedido con este proyecto es un buen ejemplo de lo que le pasa a una ciudad cuando no tiene un plan de ordenamiento territorial claro y serio. Un plan de ordenamiento es el instrumento de planeación de una ciudad a 12 años, conocidos como POT, que anticipadamente decide cuáles son las obras más importantes para su desarrollo: define donde hará su plaza de mercado, su terminal de transporte, la política de protección del río, define hacia donde debe avanzar una ciudad en armonía con el medio ambiente. Por solo poner un ejemplo de otra ciudad, que normalmente en temas de administración hace las tareas mejor que nosostros, pero que también fallaron en su POT, Bucaramanga no previó hace años el lugar donde debía botar sus basuras y hoy en día llegó al límite, y no saben como solucionar ese problema, y por eso el olor que comienza a llegar a unas zonas residenciales preocupa a sus habitantes.
Sobre la importancia de hacer un POT bien en una ciudad, la directora de Camacol de la ciudad de Cúcuta, Margarita Contreras, lo dijo muy bien por estos días: cuando un empresario quiere invertir en una ciudad, lo primero que mira y analiza detenidamente es su instrumento de planeación porque es lo que le da seguridad a su inversión. Desconozco que tanto podría estar incluído el proyecto Tennis Park en Cúcuta, en su POT, pero me temo que no. Por el contrario, tengo la impresión que nuestro POT ha sido más manoseado que una plastilina. Se modifica de acuerdo a circunstancias políticas o intereses particulares, o peor, de negocios turbios del momento y por ello hoy en día la ciudad no sabe si va a implementar por ejemplo su terminal de transportes o no.
Esa falta de planeación genera resultados desastrosos, como sucediera con Interferias. Recuerdo que en alguna ocasión un joven arquitecto como tesis de grado, hizo una propuesta interesante de recuperación ambiental y urbana del Pamplonita, pero por esa falta de planeación y de interés no pasó nada. Algo de eso le ha sucedido al proyecto Tennis Park, que como muchas cosas, terminó convertido en un pleito que está en Bogotá en el Consejo de Estado, que hasta donde entiendo, solo una línea jurisprudencial del alto tribunal lo puede salvar.
Los colombianos no planificamos. Hoy en día se estima que cerca del 90% de los Planes de Ordenamiento Territorial del país están mal hechos. Por ejemplo, está demostrado que no dicen nada sobre temas ambientales, con todo lo que ello significa. Hacemos planes de ordenamiento en el papel, contienen promesas que nunca se cumplen. Escribimos muchas cosas que de antemano sabemos que no las realizaremos, eso somos los colombianos porque ni para que hablar de lo que sucedió hace unos tres años en una ciudad alemana, en la que un alcalde renunció porque una obra que estaba contemplada en el POT se había retrasado, él aceptó su equivocación en los tiempos, y por ello renunció.