Hoy en día la alcaldía tiene embargado al hospital Erasmo Meoz por 6.000 millones de pesos. No solo es una bofetada contra una entidad de salud, sino que es el colmo de la arbitrariedad contra la ciudad y su gente. En esta profunda crisis que vive Cúcuta, quizás una de las pocas entidades que trata desesperadamente de hacer algo, de reaccionar en favor de la ciudad, de salvar a la gente de virus, de enfermedades graves, es el hospital Erasmo Meoz que hace algunos años incluso alcanzó a tener reconocimiento nacional como la sexta entidad de salud en el país en salir de una grave crisis, de superar una quiebra, y como si ello no fuera de reconocimiento, el premio que recibe de la alcaldía es que la embarga por el impuesto predial cuando la misma fuente del cobro es muy cuestionable. No solo es una bofetada y una arbitrariedad, es un acto de torpeza de gobierno.
El hospital Eramo Meoz atiende a una población cercana al 80% de gente que es pobre, muchos a quienes los vemos todos los días en las calles en condiciones de miseria, con hambre y desesperanza, con la muerte que está a la vuelta de la esquina, y una de las pocas entidades que les da una mano, que los salva, es el hospital, y a la alcaldía en una actitud deshumanizante e insensible no se le ocurre nada diferente sino a la de iniciarle un proceso de embargo. Definitivamente muchas actitudes y decisiones del hombre tienen límites, pero quizás la única que no conoce esas restricciones es la estupidez.
En lo que va corrido este año el Erasmo Meoz ha hecho cerca de 1.078 atención de casos de venezolanos, que implican unos gastos cercanos a los 1.459 millones de pesos que deben reembolsarlos las autoridades nacionales. Por supuesto que aún se los deben. Para decirlo en términos más precisos, el hospital en lo que va corrido este 2.018 le ha salvado la vida a más de 1.000 venezolanos, y el reconocimiento y solidaridad que recibe de la alcaldía es embargarla. Según cifras de migración en los próximos años podrían pasar por Cúcuta más de tres millones quinientos mil venezolanos, y hoy en día al hospital le deben más de 20.000 millones de pesos las autoridades nacionales. Es decir, el hospital se defiende y en momento casi que “trabaja con las uñas”, y la alcaldía castiga esa labor de una entidad de salud.
¿Se imaginan por un instante si el hospital Erasmo Meoz en algún momento tuviere que cerrarse? El hospital atiende a la población más pobre de la ciudad, y recibe un 20% de enfermos que llegan de otras poblaciones del departamento. ¿Cuál es el afán de la alcaldía de recoger dinero al precio que sea, procediendo a embargar entidades, a contribuyentes, al que sea, insensible a crítica situación que vive la ciudad? Con esta decisión de embargo, la única imagen que me llega, es la de el dictador de Siria que bombardea hospitales para evitar la atención de la población que sufre los horrores de la guerra. Sólo nos falta que en algunos días nos demos cuenta que se inició proceso de embargo contra la biblioteca pública, contra los colegios, contra la torre del reloj y hasta contra las monjas del barrio San Luis.
El primer artículo de la constitución, que para algo tiene que servir, dice que Colombia es un Estado social de derecho. Eso significa que toda actuación de una autoridad debe necesariamente dirigirse a proteger a las personas más desprotegidas, a las más pobres. Por ello debe la alcaldía a revocar esa decisión de embargo de manera inmediata, o de lo contrario, debemos reaccionar todos con acciones populares, con tutelas, con recursos, convocando un cabildo en el concejo municipal, con lo que sea para defender al hospital, y evitar que desde la alcaldía se siga bombardeando la ciudad.