La mayoría de los periódicos de Colombia presentaron en sus primeras páginas un saludo a la paz, el pasado jueves con imágenes de gente celebrando en diferentes partes del país. Se espera que este sea el principio del fin de una guerra que se inició a finales de 1964 como reacción al bombardeo a Marquetalia, al sur del Tolima, autorizado por el presidente Guillermo León Valencia, por considerar que allí se estaba formando una república independiente. Como un ejemplo de que si se ataca al enemigo con una fuerza incapaz de destruirlo, este se fortalece, un pequeño ejército de apenas 60 hombres con escasa formación militar, comandando por Tirofijo, se convirtió desde aquella época en el enemigo más destructivo y sanguinario.
Con la llegada del Belisario Betancur a la presidencia, en 1982, se inicia una política de diálogo y se ponen de moda las palomitas blancas pintadas en paredes y parques. Se firma un acuerdo de paz entre el Estado y la Farc, al que se unieron el M-19 y el Epl. Las Farc condenaron el secuestro como una práctica contra la dignidad humana. Sin embargo, las negociaciones se rompieron en 1985 tras acusaciones mutuas de incumplimiento y por ataque de grupos paramilitares a la Unión Patriótica (UP), partido creado por las Farc, en los que murieron unos 5.000 de sus miembros, 2 candidatos presidenciales, 8 congresistas, 70 concejales y 11 alcaldes.
En 1998, durante el gobierno de Andrés Pastrana, se inicia un nuevo diálogo con la guerrilla, pero cuatro años después el primer mandatario dio por fracasado el proceso de paz tras una serie de secuestros y asesinatos.
Cuando ya se daba por perdido cualquier acercamiento con las Farc, aparece en el escenario Henry Acosta Patiño, economista de la Universidad del Valle, quien pese a ser poco conocido de la opinión pública, la historia siempre lo recordará por el papel de intermediario entre la guerrilla de las Farc y los presidentes Uribe y Santos. Este empresario, nacido en Génova (Quindío), donde nació Marulanda Vélez (Tirofijo), es amigo de infancia de Pablo Catatumbo, con quien compartió salón de clases. Esta amistad la ha utilizado como fortaleza para el logro del acercamiento de las partes.
En su entrevista con Semana.Com, el 23 de junio de este año, dejó entrever que pese a no tener éxito en su papel de mediador en el Gobierno de Uribe, pues este exigía como condición la rendición para iniciar cualquier diálogo, Acosta vuelve a insistir en el Gobierno de Santos utilizando como escenario las montañas de Colombia y el Palacio de Nariño. Como resultado de esta insistencia, el 22 de mayo de 2010 se lleva acabo el primer mensaje de Santos a la Farc y el 15 de octubre el grupo guerrillero mostraba su acuerdo con el inicio de las negociaciones.
Hay confianza, tanto en el campo nacional como en el internacional, de que en esta tercera oportunidad de búsqueda de la paz, haya un final feliz. Nunca antes hubo tantas exigencias de parte de la guerrilla, ni tantas concesiones por parte del gobierno. ¿Qué más se puede pedir? Este es un buen ejemplo de que si no puedes con tu enemigo, hazlo tu amigo.