Hoy cumplo un mes recorriendo varias de las más importantes ciudades del mundo en medio de las investigaciones y estudios a los que fui merecedor a través del sistema de becas.
El 10 de abril viajé de Cúcuta a Bogotá – Bogotá a Boston - Boston a Washington DC y aquí, desde la capital política de la unión americana dirijo mis palabras a mi audiencia de todos los sábados.
El Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William J. Perry (Centro Perry) hace parte de la National Defense University (NDU por sus siglas en inglés). Cada año, desde 1997, el Centro Perry organiza los más importantes cursos de formación especializada con estancias prolongadas e intensivas denominadas “Retiros académicos” en temas de interés mundial y con aliados estratégicos en diferentes áreas como derechos humanos, crimen transnacional y el innovador curso de este año: cambio climático. Para lograrlo, busca, por medio de métodos de investigación, estudios de casos y ponencias magistrales de la más alta calidad, darles mayor relevancia a los espacios de debate.
Como colombiano y nortesantandereano es un honor estar acá al revisar la galería de quienes han pasado por sus aulas y por supuesto, de quienes dirigen la formación. Son muchos los preinscritos y pocos los seleccionados.
Entre civiles, militares, policías y demás miembros que conforman la unidad de países de la región, intercambié ideas con más de 60 participantes de 17 países, en este caso en el Curso de Implicaciones Estratégicas de los Derechos Humanos y el Estado de Derecho (HRROL por sus siglas en inglés).
Debo resaltar que inicié con un tema muy importante: el papel de la mujer en la seguridad, la defensa y la inclusión de género; el cual, hoy más que nunca, cobra mayor vigencia, cuando por muchas maneras se debe dar igual participación y asignación de misiones a la mujer, sobre todo, cuando la toma de conciencia en la absoluta necesidad del papel protagónico de la mujer como actor principal de la sociedad, debe estar generalizada.
Los males de América Latina son diversos e inmensos, pero existen líneas trasversales que compartimos, como la pobreza, la corrupción, el narcotráfico, el crimen transnacional, el terrorismo y la desigualdad social, entre otros, pero también nos une de manera casi que genética nuestra historia, la hermandad de una región que busca dar solución a cada una de estas problemáticas.
Tuve la oportunidad de conocer no solo las dificultades sino los aprendizajes y experiencias que gente, de diferentes regiones y países, colocaron en común. Al final entregamos una propuesta muy rigurosa desde lo académico para implementar en cada una de nuestras sociedades y lugares geográficos de origen. En mi caso, temas como la migración tomó mayor relevancia.
También tuvimos experiencias vivenciales. Con respeto, desde el Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos (USHMM, por sus siglas en inglés) compartimos cómo la riqueza de la democracia fácilmente se puede perder por la ceguedad de las ideologías populistas y terminar en tragedias humanas que jamás deben repetirse.
Washington D. C. es una ciudad muy hermosa con imponentes museos, arte, cultura, historia y poder político. Su gente se conoce por doquier, además, coincidí con la visita del presidente de Colombia que dejó muchos comentarios de todo tipo y por supuesto, reflexiones internas que deben ejecutarse en nuestras regiones.
Debo agradecer al señor Paul J. Ángelo, director del Centro Perry, a los profesores William Godnick y Patrick Paterson, y a todo el equipo de tan importante institución que dieron todo su empeño para que cada acción saliera acorde al programa y en especial, agradezco al Gobierno de los Estados Unidos por permitirme ser parte de la promoción 2023.