Un Tratado de Libre Comercio (TLC) es un acuerdo entre dos o más países, utilizado como estrategia para el logro de un mayor crecimiento y desarrollo económico. Su relación preferencial y permanente genera oportunidades de empleo y calidad de vida de la población de los países integrantes. Es una manera de lograr sinergia para mejorar los niveles de competitividad en un mundo globalizado cada vez más exigente
Por esta razón, tal vez, Colombia es uno de los países líderes en el intercambio comercial, el cual inició desde mayo de 1969 con la creación de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) integrada actualmente por Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú. En 1995 nace el Grupo de los Tres (G-3), conformado por Colombia, México y Venezuela, aunque Venezuela se retiró en 2006.
Además de los países integrantes de la CAN y el G-3, Colombia mantiene en vigencia tratados de intercambio comercial con: Chile, Estados Unidos, Unión Europea, Canadá, Perú, Mercosur, República de Corea, Costa Rica, Triángulo del Norte (El Salvador, Guatemala, Honduras) y EFTA (Suiza, Islandia y Noruega). Hay expectativas sobre los tratados comerciales suscritos con Israel, Japón, China y Turquía.
Luego de leer esta larga lista, donde de pronto se han pasado por alto algunos acuerdos, cualquiera se puede imaginar los enormes logros alcanzados como fruto de las ventajas de estas enormes estrategias de integración y de contar con una moneda altamente devaluada. Pero contrario a lo esperado, los resultados, en su gran mayoría son negativos. Las ventajas no se han visto registradas en las exportaciones, razón por la cual la balanza comercial, diferencia entre las exportaciones e importaciones, es considerablemente negativa. Esto es, estamos importando más de lo que exportamos.
En el año 2015, el déficit de la balanza llegó a 15.908 millones de dólares, el más alto de la historia, correspondiendo a China el mayor volumen con 7.300 millones de dólares, seguido de Estados Unidos con 4.923 millones. Este año, la situación es vista con preocupación, pues hasta mayo la balanza negativa alcanzó los 5.434,3 millones de dólares.
Las razones son múltiples. Entre otras, la alta representatividad en las exportaciones de los minerales como el petróleo (56%), el carbón y el níquel, cuyos precios han venido cayendo en los dos últimos años debido a la baja demanda. Aquí, si podemos decir: no queda otro camino que diversificarnos. Es la única manera de aprovechar las grandes oportunidades que hay en el mercado.