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Desfachatez
Santos esperaba que ese acuerdo debería catapultarlo en su imagen favorable de los colombianos.
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Sábado, 17 de Junio de 2017

Colombia no deja de sorprendernos: mientras con muchas dificultades las Farc siguen entregando sus armas, el Gobierno se queja de su baja popularidad a pesar de haber logrado el fin del conflicto con un grupo insurgente después de 52 años de guerra.

Santos esperaba que ese acuerdo debería catapultarlo en su imagen favorable de los colombianos, y que por estos días de entrega de armas la opinión hacia él debía ser muy favorable; pero no, el presidente se equivocó y es como si a la gente no le interesara lo acordado porque entre otras cosas califican muy mal a Santos.

Eso sucede entre los colombianos, el presidente y el proceso de paz.

Algo así como la insensatez.

Y mientras ello sucede el Eln está en una fase que podríamos calificar de desfachatez según las declaraciones de Gabino a Caracol en las que afirmaba: “Nos reservamos el derecho a seguir secuestrando”.

No creo que haya ningún colombiano que respalde esa forma de lucha en un siglo como el XXI que tiene pendiente a la humanidad de otros temas.

Hasta eso debería entender un grupo guerrillero.

El conflicto nuestro ha tenido de manera desafortunada varias prácticas degradantes, algunas propiciadas en su momento hasta por el propio Gobierno: hace años Rojas Pinilla mató a unos estudiantes que protestaban; después, en lo que podría llamarse una de las primeras trampas a un proceso de paz, uno de los primeros guerrilleros que creyó en ella, Guadalupe Salcedo, fue asesinado hacia 1.956 en una calle de Bogotá.

El bombardeo de Marquetalia. Ha habido otras prácticas como las masacres, el exterminio de la Unión Patriótica, los recientes asesinatos de líderes sociales. Colombia ha sufrido mucho.

Pero que a estas horas el Eln pretenda reivindicar y legitimar su derecho a seguir secuestrando además de desfachatez, corresponde a una práctica degradante que lesiona lo más profundo del ser humano y su entorno.

Norte de Santander desafortunadamente ha sido una de las regiones en el país más golpeadas con el flagelo del secuestro.

Se escucha con frecuencia aún el secuestro del ganadero, del comerciante o el del ciudadano que no hacen nada distinto sino creer en su país, en su comunidad, algunos de ellos creando empleo, y en cualquier momento llega un grupo con más esquizofrenia que con realidades, a secuestrar en nombre dizque de encontrar una pretendida sociedad más justa.  Si se tratara de eso, esa no es la forma.

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