Volvemos a tocar el tema del trasplante de órganos a propósito de la divulgación de una encuesta hecha en varios países del mundo sobre la intención de donar órganos y sitúa a Colombia a la cabeza. Dice la información en referencia que el 75% de los colombianos están de acuerdo con ser donantes de órganos automáticamente después de la muerte para ayudar a otros. Lo cual contrasta con la percepción que se tiene en ese tema motivado por la carencia de información y los tabúes de la gente.
Pero otra encuesta realizada con un mayor rigor científico por un grupo de investigadores de la Universidad Nacional buscando cuáles eran las actitudes y creencias sobre la donación de órganos en Colombia, habida cuenta que las cifras oficiales revelan una disminución significativa en las tasas de donación y trasplantes realizados en los últimos años. Los resultados que se publicaron por el grupo de Castañeda-Millán y colaboradores son los siguientes: 90,6% de los participantes está de acuerdo con la donación de órganos, 81,8% donaría sus órganos luego de morir, 75,6% donaría los órganos de un familiar fallecido. Estas son cifras más altas que las divulgadas en fecha reciente. De tal forma que existe la actitud de donar, pero todo indica que no se materializa.
El ministerio de salud a la fecha en su página presenta un aviso sobre este tema: En la actualidad más de 2.500 colombianos requieren de un trasplante para seguir viviendo o mejorar su calidad de vida, pero la realización de estos procedimientos se encuentran limitados por la escasez de donantes. Esa misma fuente anota que en el 2018 se efectuaron 1.013 trasplantes.
La ley 1805 de 2016 en su artículo segundo dispone: “Se presume que se es donante cuando una persona durante su vida se ha abstenido de ejercer el derecho que tiene a oponerse a que de su cuerpo se extraigan órganos, tejidos o componentes anatómicos después de su fallecimiento” A la luz de esta ley todos seremos donantes a la hora de morir. La misma ley expresa: Las instituciones médicas que realicen trasplantes y las entidades territoriales, coadyuvarán tanto en las campañas para difundir información y promover en los ciudadanos la voluntad de ser donante.
Este es un tema sobre el cual se conoce poco, así por ejemplo el mismo estudio de Castañeda-Millán demostró una falla en la divulgación porque entre los encuestados 95,3% no ha recibido información sobre donación, solo 4,8 tiene carné de donante y 35% tiene un concepto desfavorable sobre el modelo de trasplantes colombiano.
Parece que entre nosotros está insertada la actitud de donar, por muy por encima de los habitantes de otros países, lo cual significa un arraigo altruista y habla muy bien de nuestra gente. Pero falta difusión de los aspectos legales, información al público sobre las bondades de los trasplantes, también interés por parte de las instituciones médicas. Se requiere el fortalecimiento de los programas de este tipo que en definitiva transforman la vida de los receptores de un nuevo órgano.