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El 2016 que termina
Termina siendo apenas una expectativa.
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Domingo, 4 de Diciembre de 2016

Iba a ser el año de la paz, termina siendo apenas una expectativa, una posibilidad a la que aún le faltan muchas definiciones en el 2017 para que sea una realidad.

La confrontación quedó en el Congreso, con un país dividido, con unas zonas de concentración frágiles, pero ante todo como bien lo expresara una congresista, con cerca de la tercera parte de los colombianos que aún viven en el siglo XIX, sin escuelas, sin carreteras, sin mayores posibilidades en sus vidas y que difícilmente saldrán de esa situación a pesar de la refrendación de la paz.

Mucho de eso le puede suceder a la región del Catatumbo.

Termina el país con una crisis fiscal que no veíamos desde el año 99; más de 30 billones de pesos de déficit, en momentos en que hay quienes ya anuncian que la reforma tributaria que se aprobará por estos días no nos va a sacar de la crisis.

Y si el panorama para Colombia en el 2016 no es claro, para el mundo tampoco, que quizás resulta más nebuloso e incierto.

Los primeros nombramientos que ha hecho el presidente electo Trump confirman los temores y las inquietudes por lo que puede ser su administración a partir del próximo 20 de enero, preocupaciones en el mundo que se extienden de hasta donde pueda llegar el mandatario a implementar una política económica proteccionista, entrar en una especie de confrontación económica con China a quien señala de inventar el tema del cambio climático, expresiones de un mandatario en un mundo inquieto y preocupado con su futuro.

Un 2016 que a Europa le significó llegada de más inmigrantes, un continente que aún no sale de la recesión y en el que las fuerzas de derecha pueden llegar al poder en el año que llega.

Para América Latina la inestabilidad institucional es muy alta: Brasil con Dilma destituída, Venezuela con una crisis que cada vez es más aungustiante, Perú confundida con algunos escándalos de corrupción de su primera dama, Cristina como dejó a Argentina y en general como sucede con el mundo, un continenete con un crecimiento económico muy pobre.

De manera desafortunada se está cumpliendo la predicción de hace algunos años que hiciera el expresidente del Banco Mundial Enrique Iglesias, quien había dicho a raíz de la desaceleración en China, hablando sobre el impacto que tendría para América Latina, que 200 millones de latinoamericanos que habían salido de la pobreza y habían ingresado a la clase media, tenían el riesgo de volver a ser pobres.

Este año que termina no podía finalizar con algo peor que la tragedia aerea que se vivimos por estos días cerca al aeropuerto de Medellín con el équipo de Brasil.

Las imágenes han sido impactantes y sobrecogedoras. Resulta casi inverosímil que se ponga en riesgo la vida de un grupo de jóvenes jugadores sólo por la avaricia y el afán inescrupuloso e inmoral de lucro que llevó al piloto a creer, que con la gasolina que había aprovisionado en Bolivia le alcanzaría para llegar a su destino. Falló por 17 kilómetros y la tragedia inimaginable que le ocasionó a todo un pueblo y una afición.

Como ven, este 2016 que termina no hay muchas cosas por celebrar, ni siquiera el Nobel de Paz que con todo lo que pasa, ya ni entusiasmo genera.

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