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El 23 de enero de 1958
Esta es una fecha mítica en Venezuela, histórica, que no se olvida.
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Domingo, 22 de Mayo de 2016

Esta es una fecha mítica en Venezuela, histórica, que no se olvida. Corresponde a la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez quien tuvo que abandonar el poder después de 8 años de gobierno; en esos años se presentó una crisis económica que afectó toda la población, hubo una huelga general a la que incluso de sumaron algunos militares, y el dictador se ve obligado a abandonar el país.

Existen crónicas de la época que señalan que en el momento en que las fuerzas golpistas llegaron al palacio de Miraflores, se encontraron con dos maletas llenas de dólares que Pérez Jiménez en su afán de huir, no alcanzó a llevar en el avión que lo llevaría hasta Madrid. Al igual que sucedió aquí con Rojas Pinilla, una junta de gobierno militar reemplazó al dictador.

Hoy nadie sabe lo que pueda pasar en el vecino país en los próximos meses, incluso en los días que vienen. En Venezuela puede suceder cualquier cosa. La mejor salida, sin duda la de la vía democrática, que llevaría a que se hiciera el referendo, escenario en el que Maduro no tendría ninguna opción.

Las firmas que se requerían para la convocatoria del referendo sumaron una cantidad de nueve veces de las que eran necesarias, cifra que garantiza la salida de Maduro. Por eso éste último se opondrá al referendo, y ahí es donde comienza el escenario peligroso para la República Bolivariana.

Cuando el tema ya es de hambre, en una población en la que cerca de la mitad de los venezolanos no logran ingerir las tres comidas diarias, pues la caída del régimen es asunto de tiempo y la forma como se haga.

Incluso, recordando el 23 de enero de 1958, en la que un dictador evita la catástrofe, alista sus cosas y se va, sería hasta una opción que, para salvar la democracia, sería aceptable.

La diferencia entre una salida de Maduro a la se presentó en el 58 con Pérez Jiménez, es que el pobre Nicolás ya ni siquiera tendría la opción de llenar varias maletas de dólares como lo hiciera el militar.

Desde luego que el peor escenario es el de la violencia, cuya onda expansiva ya la empezamos a sentir en Cúcuta. Al parecer las fuerzas militares ya comienzan a fracturarse, a expresar su inconformidad con Maduro, así como le sucediera en el 58 a Pérez Jimenez.

Mientras todo esto sucede, Maduro, que como lo dijera el expresidente de Uruguay Mojica, anda más “loco que una cabra”, en su esquizofrenia de la derrota y el fracaso, no se le ocurre nada distinto sino la de hacer ejercicios militares para defenderse de una supuesta invasión extranjera orquestada por Uribe.

Preocupa Venezuela y pobre el Libertador Simón Bolívar, que un relato del General en su laberinto está escrito, que cuando ya estaba enfermo y derrotado, mientras el barco lo acercaba por el río Magdalena a Santa Marta a su cita con la muerte, en alguna población le piden que descienda que le querían hacer otro homenaje, ante lo cual, él fatigado de todo en la vida, se rehúsa maldiciendo porque había agotado todas sus energías para la creación de unas naciones que no entendían lo que era la democracia. Y tenía razón el Libertador.

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