Desde 2007, el tercer sábado de abril de cada año se celebra en todo el mundo el día de las tiendas de discos, como un apoyo a los pequeños negocios de música que aún sobreviven. Esta celebración de origen estadounidense ha servido para estimular el retorno de los discos de vinilo cuya demanda crece considerablemente cada año.
Cuando se creía que los discos de 78, 45 y 33 revoluciones por minuto habían desaparecido del mercado, surgieron con inusitada fuerza para volver a ocupar grandes espacios en tiendas y superficies comerciales. Así, mientras en el Reino Unido en 2007 se vendieron 205.000 unidades, en 2014 las ventas llegaron a 1,29 millones y en 2015 alcanzaron los 2,2 millones de unidades. En Estados Unidos desde 2013 las ventas anuales han superado los 6 millones de unidades. España es otro país donde las ventas se han disparado.
La calidad del sonido, su mayor tiempo de durabilidad y la creciente demanda han llevado a los grupos de rock y pop moderno a editar sus últimos temas musicales en discos de vinilo, lo cual ha incidido para que la venta de CD y DVD vayan perdiendo terreno.
Pero no solo los viejos y recordados discos de 78, 45 y 33 revoluciones por minuto han retornado, pues el canasto y las bolsas artesanales también han vuelto a las tiendas y supermercados, tal como se ve en Europa, por comodidad y economía, pues en estos negocios se cobra por las bolsas suministradas.
Sin embargo, el retorno más importante para Colombia y el mundo, será el de los niños y niñas de la guerra, de acuerdo al anuncio de las Farc de liberar de sus filas a los menores de 15 años. Qué bueno que estos niños y niñas que no pudieron ir a los jardines a disfrutar de los juegos infantiles, pues fueron reclutados y llevaos a los campos de guerra en medio del fuego, vuelvan a sus hogares a gozar del cariño de sus seres queridos. Pero más bueno será si a los adolescentes que aún quedan vinculados al constante peligro de muerte, se les desvincula de este trágico conflicto para que disfruten de la libertad.
Ahora solo queda que, ante la pérdida de los buenos modales y la crisis de la sociedad, se recuerde y se le brinde un respetuoso y merecido homenaje al ilustre escritor venezolano, Manuel Antonio Carreño Muñoz, estimulando el ingreso de su libro “Manual de Urbanidad y de Buenas Maneras”, en hogares, escuelas, universidades y oficinas.
Es muy probable que muchos estén deseando el retorno de tantas cosas buenas que se han ido y que cada día recuerdan en medio de la nostalgia.