Gay Talese ha sido uno de los periodistas y escritores más importantes en muchos años en los Estados Unidos. Hacia los años 50 se hizo famoso con las crónicas llamadas “The Bridge”, que relataba la cotidianidad de los obreros que construían los puentes en el país del norte, que terminó convirtiéndose en una serie que cautivó por muchos años a sus lectores. En la década del 60 empezó a escribir sobre personas que habían tenido especial importancia en su país y en el mundo, y por ello sus crónicas sobre la vida de Frank Sinatra o Joe Luis aún hacen parte de los escritos que han quedado en la memoria y en los archivos para toda la vida del país. Hace algunos años lo vi en una feria del libro en Bogotá y sus rasgos de descendencia italiana y su particular forma de vestir de blanco, siempre acompañado de un sombrero y un paraguas, le dan un aire misterioso.
Hace pocos años ese importante periodista recibe una carta de alguien que le confiesa que entre las inquietudes que tuvo en su vida, fue la de conocer las fantasías y prácticas sexuales que tenía la gente en su población en Denver (Colorado), y por ello tuvo la idea de montar un motel al que le instaló en los años 70 una serie de cámaras en un techo falso que le permitían satisfacer su curiosidad. Pasaron algunos años en los que en los que el “voyeur” - el voyerista u observador – satisfizo de primera mano toda su curiosidad sin que nadie en el pueblo advirtiere nada sospechoso de parte del dueño del motel. Todo discurría con normalidad hasta que en alguno de sus espectáculos libidinosos observó un asesinato. Ahí entró en confusión, no sabía si quitar las cámaras para evitar eventualmente pudiere ser señalado de ocultamiento de un delito, o entregarles el video a las autoridades de policía. Lo pensó durante varios meses hasta que decidió enviarle una carta a Gay Talese.
Este es el libro más leído hoy en día en los Estados Unidos, aunque en medio de una gran polémica, en cuanto algunos medios de comunicación comienzan a cuestionar la verdadera fuente que dio origen al libro. El “voyeur “se llama Gerald Foss, y una vez contactó a Talese, lo invitó al motel para que de primera mano observara y diere inicio a su labor literaria. El periodista fue, subió al techo falso y tuvo ocasión de ver algunas escenas. Hasta ahí estaba garantizado el libro para el público con un argumento nada común, que trataba de encontrar alguna explicación de la forma de ser de la gente de su comunidad a partir de sus prácticas sexuales, y que, para hacerlo más interesante, en el trasfondo había un asesinato. Sin embargo, un periódico acaba de cuestionar muchas de las cosas que se relatan, porque encontró que Foss había vendido hacía algunos años el motel. Esta es otra historia que discurre por estos días en el país del norte, y el libro que ya llegó a Colombia, merece ser leído.