El politógo Ariel Ávila lo expresaba en estos días, que hacia el mes de mayo podrían presentarse hechos de violencia por la virulencia y las expresiones de odio que cada día van escalando en esta campaña presidencial. Esta es una que tiene un rasgo determinante, peligroso: el miedo. Las últimas campañas presidenciales en Colombia de los últimos 25 años habían estado marcadas por la necesidad de encontrar la paz. La gente de todos los sectores se identificaban, liberales, conservadores y hasta sindicalistas se unían y marchaban porque había que derrotar los actos de secuestro y horrores que hacían las Farc. No había la virulencia de hoy en día entre los candidatos.
Sin duda que la más peligrosa que vivimos fue la de hace 30 años porque el país luchaba contra la mafia del narcotráfico, y fue tan violenta que ni siquiera había tiempo para los insultos como los de Marbelle, sino que por aquellos años se disparaba al que se consideraba enemigo. Asesinaron a Galán, Bernardo Jaramillo y a Carlos Pizarro. Aquí en la región también cayó nuestro amigo de universidad Aníbal Díaz, presidente de la UP, quien en un hecho bárbaro, cuando aspiraba a la gobernación fue asesinado junto a su esposa en Convención. Por estos días que leo un libro interesante que trata de encontrar una respuesta del porqué los colombianos somos así, “El país de las emociones tristes “de Mauricio García encuentro una frase que viene del siglo XVIII de Samuel Jhonson: “ todos estamos impulsados por los mismos motivos, engañados por las mismas falacias, atrapados por el deseo y seducidos por el poder”. Mucho de esto está sucediendo hoy en día en la campaña.
Las palabras de estos días de Marbelle, además por tratarse de una cantante popular, en un país tan fraccionado culturalmente y en emotividad, son peligrosas. En algunos casos puede ser un detonante. Pueden llegar a inducir a otro a que de verdad llegue al convencimiento que hay que hacer algo contra Francia Márquez, porque de ninguna manera podría llegar una persona de raza negra a la vicepresidencia. Y es que en este tema también tenemos nuestra historia. En 1861 por espacio de 7 meses Colombia tuvo un presidente afrodescendiente, Juan José Nieto, y en alguna ocasión, para una galería de cuadros de presidentes de Colombia, en otro acto de discriminación ya de un artista seguramente con una direccionamiento de gobierno, cuando hicieron el cuadro del expresidente, lo matizaron de tal forma que no pareciera negro. Ojalá que Marbelle no lea esta columna porque hasta encontraría un argumento histórico para justificar su agresividad.
Lo peor que le podría suceder a Colombia en esta campaña es que termine en un acto de violencia, la emotividad y virulencia de estos días ya es peligrosa. Ya existe anticipadamente una justificación en el evento de derrota de parte de cualquiera de los dos extremos: no aceptar el resultado final del 19 de junio. Cuando en abril de 1970 le robaron las elecciones a Rojas Pinilla, el mundo era otro. En esa ocasión el presidente Lleras decretó el toque de queda en todo el país, mandó a dormir a todos los colombianos en momentos en que ganaba Rojas Pinilla, y al otro día amaneció ganando Pastrana. Con el tiempo nació el M-19. Hoy en día por los efectos de las redes sociales, en la noche del 19 de junio, el desconocimiento del resultado electoral puede llevar al país, en un par de horas, a otro tipo de reacciones. No es sino recordar lo que sucedió hace pocos meses en los Estados Unidos con el asalto al capitolio. Una campaña como la de ahora cuyo motor es el miedo, fácilmente genera odio e intolerancia. Mucho daño le hace al país los mensajes de Marbelle, y peor aun cuando aparece que dizque es una artista.