Ganó el NO. En plebiscito para aprobar una nueva constitución, los chilenos en un 62 % dijeron NO a la nueva constitución hecha con una mezcla de principios socialistas, reivindicaciones de grupos minoritarios, presencia absoluta del estado sobre la sociedad partiendo del principio que la propiedad privada puede ser eliminada sino cumple su “función social”, decisión discrecional de los burócratas pues no hay una definición objetiva de ese terminacho e incluso creación de nuevos “poderes” como el poder legislativo reemplazado por unas raras asambleas regionales y claro como dijo el presidente Petro haciendo que el estado sea “más activo” en la economía para “garantizar” la equidad, otro termino nebuloso que sirve para todo. Desaparecían de la nueva constitución los principios de la democracia liberal tales como el principio de la libertad individual, el principio de la ley, la separación de poderes públicos y la defensa de la propiedad privada y la economía de mercado.
Lo increíble es que el 38% haya dicho SI a ese adefesio, que como en el resto de América Latina solo se explica por la ideologización de la educación pública y el resentimiento ante el modelo existente de economía rentista; porque dar ese salto es curar la enfermedad suicidándose. Pero lo interesante es ver que van a hacer los poderes públicos chilenos ante esta negativa de Chile de caer en el socialismo del siglo XXI, a pesar de los alaridos de burócratas internacionales militantes como la tristemente célebre Michele Bachelet. En Colombia una alianza de poderes públicos alimentados con el presupuesto nacional optó por “desconocer” la voluntad mayoritaria destruyendo lo que quedaba de una democracia liberal. Ahí también “apoyaron” militantes izquierdistas como los miembros del comité Nobel de Paz.
¿Buscará el gobierno chileno de Boric seguir el mismo camino? Ya se habla de “seguir” el proyecto constituyente para lograr una nueva constitución. Pero como la historia nunca se repite, buscar asesoría de abogados comunistas españoles, de Juan Manuel Santos o de la ONU puede salirles muy costoso. En otras palabras, sería muy malo que Chile siguiera el camino que escogió Colombia de la mano de Santos.
Y el presidente Petro, que parece que sigue en campaña e ignora que ahora representa la majestad de la (aun) república de Colombia dijo que había vuelto Pinochet, interviniendo en los asuntos internos de otro estado, lo que ha llevado a agrias respuestas del país austral y de opinadores internacionales. Siempre ha dicho el actual gobierno que no interviene en los asuntos internos de dictaduras izquierdistas como Venezuela y Nicaragua, sin mencionar a la siempre presente Cuba, pero si en una democracia como la chilena. Pero buscar coherencia en el gobierno Petro es como encontrar vivo un dinosaurio.
Esperaremos el desarrollo del proceso chileno ya que la ciudadanía de ese país se pronunció contundentemente. Esa lección será muy importante para Colombia, nuestro bocón presidente y nuestro megalómano Nobel de Paz.
Nota 1. Pasó desapercibida la muerte del último líder soviético, Mijail Gorbachov, el hombre de la Perestroika y el Glasnost que abrieron el camino a la caída de la cortina de hierro sobre los países de Europa Oriental simbolizada en la caída del Muro de Berlín y a la desaparición por decisión de las repúblicas soviéticas de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Un excelente columna en El Tiempo de Eduardo Escobar deja el mensaje que todos los que en Rusia han querido salir de la autocracia y el terror y han querido encauzarse por los caminos de la democracia liberal, han terminado defraudados y solos cuando no asesinados como Trotsky. Y recalca como el poder ruso volvió a un antiguo agente de la policía secreta, sucesora de la temible KGB, hoy convertido en genocida buscando “eliminar” Ucrania como nación y como cultura.
Gorbachov crecerá con la historia cuando la sociedad, si sobrevive, supere la corriente “progresista” antidemocrática. Parafraseando a Petro, con Putin, “revivió Stalin” y él con eso está feliz.