Hay una nueva situación que afecta la prestación de los servicios de salud a nivel hospitalario en la ciudad con extensión al departamento, derivada del cierre esta semana de la Clínica Esimed La Salle que venía prestando sus servicios a los usuarios de la EPS Medimas, la que a su vez es la empresa prestadora con mayor número de afiliados y beneficiarios en esta zona del país.
La situación de la clínica La Salle ya se había evidenciado a mediados del año, cuando por disposición del Instituto departamental de salud se había ordenado su cierre por el no lleno de requisitos indispensables para su funcionamiento. Al reabrirse a finales de agosto las condiciones en que pudo hacerlo no fueron las óptimas desde el punto de vista administrativo porque a sus empleados se les condicionó la continuidad si aceptaban trabajar por el salario básico sin que se les pagaran la novedades derivadas de horas nocturnas y festivos, a los profesionales vinculados por contratación no les hicieron los pagos de la facturas vencidas que en algunos casos alcanzan a los cinco meses. Los insumos requeridos para la atención de sus pacientes de manera adecuada pronto se hicieron escasos.
Lo que era inminente se concretó hace pocos días con el cierre de esta institución que durante casi dos décadas ha servido a los nortesantandereanos, primero a los usuarios de Saludcoop, luego Cafesalud y finamente Medimas, en la misma secuencia como han migrado los pacientes de acuerdo con las crisis y la venta de la EPS y el cambio de razón social, lo cual no ha significado una mejora en la prestación del servicio.
La carencia de camas de hospitalización se ha hecho evidente en la ciudad desde hace varios años, razón por la cual el cierre de una clínica significa que se ahonda esta problemática, se priva de 52 camas de hospitalización general, un servicio de urgencias con 28 camillas de observación y los servicios complementarios. Por ahora los pacientes han sido derivados a otras instituciones prestadoras de salud, pero muy pronto se ha evidenciado una congestión en sus servicios que han visto superada su capacidad, lo cual hace que la atención no se pueda hacer en condiciones de comodidad y calidad.
Entre tanto y mientras se da el cierre definitivo el personal de planta de la clínica La Salle, a quienes se les adeudan dos quincenas, seguirá laborando hasta recibir nuevas instrucciones. Se ha dado un margen de espera de 3 meses, plazo en el cual espera Esimed tomar una decisión con relación a la continuidad de la clínica. También están afectados por los pagos quienes se retiraron de la clínica a finales del año pasado y durante este año, hasta la fecha no se les ha pagado su liquidación. Los contratistas fueron cesados en sus funciones.
Los pacientes esperan una solución, lo mismo que los empleados de esta clínica y ojala su reapertura sea pronto para el beneficio de todos; esperemos que cuando se cierra una puerta se abra otra con mejores condiciones, porque la atención en salud no puede quedarse por mucho tiempo en la sala de espera.