Por estos días, cuando se realizan toda clase de balances sobre el desempeño del país, la economía concentra varios renglones sobre los cuales se tendrán que diseñar estrategias muy concretas, acompañadas de cronogramas de cumplimiento inmediato, pues resultan ser la esperanza para apalancar el crecimiento económico en 2025 y la posibilidad de afianzarlo hacia las expectativas futuras, en donde por lo menos se nos permita estar por encima de la media.
La inversión sin duda merece un urgente impulso. Tanto la privada como la pública han tenido desempeños bastante bajos, lo que hace que no se mueva el capital, que se aplacen inversiones, que no se estimule el consumo y que no se fortalezca el empleo.
Según las estadísticas, la inversión privada llevaba cinco trimestres de contracción y solo el último alcanzó un crecimiento positivo del 4,3%, lo cual requiere con urgencia retomar la tendencia sostenible hacia el futuro. La apreciable alza del dólar, es un indicativo de la alta demanda de la divisa, y refleja la migración de capitales. Ni siquiera el alto comportamiento de las remesas ha logrado estabilizarla.
Por otro lado, la ejecución presupuestal del gobierno, a octubre, registraba un promedio del 65%, en donde era claro que muchas entidades estaban muy rezagadas en el cumplimiento del gasto, significando que una buena parte de recursos no han estado disponibles para el impulso de la economía.
Este año nuevo tiene que ser el de la recuperación de la confianza inversionista, el de la concentración de políticas y acciones, para que todas las fuerzas involucradas puedan hablar el mismo lenguaje y propiciar los escenarios convenientes para alcanzar las metas que se definan.
Una oportunidad muy interesante que se está presentando, debe ser aprovechada por los sectores económicos sincronizados, y es el comportamiento tanto de la inflación, que ha llegado a niveles esperados, y también el de las tasas de interés, que al haber logrado importantes bajas, propicia el espacio para que el crédito se expanda y de esta manera sea posible impulsar tanto la inversión como el consumo.
Este indicador es una esperanza para un sector en concreto: la construcción; que después de caídas muy preocupantes ya muestra algunos signos de recuperación, pues unas tasas de interés favorables, hacen posible la reactivación de las ventas, en donde se debe aprovechar la demanda represada por los escenarios del pasado y de esta manera se le estaría dando una ayuda muy importante a la mano de obra no calificada, que es la que suele absorber masivamente ese sector productivo.
Esperamos entonces que esta antesala para el 2025, pueda ofrecer las condiciones favorables que requiere la economía, y que tendrán que estar enmarcadas por una gran capacidad de concertación y de trabajo conjunto para alcanzar las metas esperadas.
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