Por estos días hay dos temas en la ciudad que se desenvuelven entre la burla y lo absurdo: la historia del Cúcuta deportivo y la falta de dinero para la revocatoria. En el primero de ellos, en los últimos días hemos escuchado diversas versiones sobre el regreso del equipo al fútbol colombiano después que en noviembre del 2020 el alcalde se equivocara al propiciar la liquidación del equipo, y con el ello la desafiliación por parte de la Dimayor.
Hasta aquí hay que hacerle un reconocimiento público a Jorge Luis Pinto por el esfuerzo que ha venido haciendo tratando de lograr que el equipo regrese. Hasta el propio ministro del Deporte aseguró en una entrevista que el equipo estaba próximo de regresar a la A. Otros aseguran que sería a la B. Lo cierto es que los días pasan, el campeonato ya empezó y la Dimayor no toma la decisión.
En el regreso del “doblemente glorioso” – una vez le ganamos al glorioso Cali en el Pascual, y de ahí el nombre -, se especula que hay inversionistas como el exjugador argentino Pezuti, quien junto con el reconocido cucuteño Eduardo Silva Meluk, quien fue directivo de millonarios y lo hizo campeón, quieren invertir, pagar las deudas, negociar con Cadena y tomar el control del equipo. Ojalá.
En uno de los escritos de la tutela que presenté a la Corte Suprema de Justicia en defensa del equipo tuve oportunidad de señalar el valor cultural, en la idiosincrasia y la economía de la ciudad que tenía el equipo. Cúcuta necesita el regreso de su equipo al General Santander, Ojalá eso sí, que de existir un cambio de posición de la Superintendencia, no terminemos por el error de la alcaldía haciendo “la vuelta del bobo”, es decir, que después de estar en la A, la Superintendencia en algo nos de la razón pero regresando a la B. Aún así, que vuelva el equipo porque es absurdo que uno de los históricos del fútbol colombiano, que en el 24 cumple 100 años de fundado, no esté jugando.
Y ahora nuevamente la burla de la Registraduría Nacional del Estado Civil con que no hay dinero para la revocatoria. Ante todo es una burla con la ciudad, porque independientemente de si la revocatoria es conveniente o no, de si revocan o no al alcalde, el precedente por sí mismo de que supuestamente no hay dinero por parte del Ministerio de Hacienda es muy peligroso, porque de hecho el ministro de Hacienda y el registrador se convertirían en unos actores políticos con un poder desmedido y descontrolado en cuanto en el fondo podrían decidir a su conveniencia personal y política, cuándo hacen una revocatoria y cuándo no.
¿Acaso a Medellín que también está en proceso de revocatoria el registrador se atrevería a expresarle que no se puede hacerla por falta de dinero? En lo más mínimo. A los 10 minutos el poderoso sindicato antioqueño que está detrás de la revocatoria, tumba al ministro de Hacienda y al registrador. Que lamentable decirlo, pero eso se lo hacen a Cúcuta pero ni de riesgos a Medellín.
Y es que el precedente sería muy peligroso: ¿se imaginan lo que podría suceder en Colombia el próximo 29 de mayo en un evento en el que en la primera vuelta se dispare Petro en votación frente a sus contendores, hoy los más probables, Rodolfo Hernández y Alex Char, y estas elecciones que van a estar marcadas por el miedo, y salga el registrador a decir por ejemplo que hay que aplazar las elecciones porque no hay plata? Sería apenas el comienzo de un enfrentamiento civil. Por eso señor registrador no se burle más de Cúcuta, o al menos denos una señal de quién es el político de por aquí que está haciendo esas “pilatunas” en Bogotá. Así comenzó el 22, entre la burla y lo absurdo.