El nacimiento de Hay Festival es un homenaje a la inteligencia que hace algo más de 30 años, en una pequeña población escocesa, llamada Han-On-Wye, de apenas 1.500 habitantes en la que hay 45 librerías, a sus habitantes se les ocurrió un espacio diferente, no lo común, carnaval, licor y lujuria, sino que le abrieron espacio a un encuentro de escritores, filósofos y músicos y ahora, en un buen ejemplo, varios lugares en el mundo lo hacen. Este el 17 evento que se hace en Cartagena. Antes de escuchar algunas de sus conferencias encontramos a un artista plástico procedente de Medellín, Diego, quien después de un vino en la librería Ábaco, nos mostraba su arte en uno de los restaurantes de la ciudad, por una de esas calles soñadas e idílicas que seguramente frecuentaba el poeta cartagenero Raúl Gómez Jattin cuando escribía sus poemas.
Y la reflexión de la periodista del New York Times Cecilia Kang sobre la red social más grande del mundo, Facebook, con sus 3.000 millones de seguidores, que la convierten en un gran factor de poder en el mundo, inmenso y sin ninguna regulación, cuyo poder puede hasta subir y tumbar un presidente, que genera un inmenso poder de comunicación en el mundo, dando lugar a como lo decía la misma periodista desde el título de su charla, “amistades peligrosas”, una reflexión en la que alcanzaba a dejar un interrogante, además en el majestuoso auditorio del teatro Adolfo Mejía de la ciudad antigua, y acaso con ese poder de Facebook tan grande en el planeta, ¿por qué no debería tener un asiento en la ONU?. El periodista Diego Aretz llegó al punto, y precisamente con su intervención planteó el tema de la responsabilidad.
El viernes en la mañana el turno fue para el filósofo alemán Wolfram Eilenberger, “Imagina el mundo”, quien a partir de un libro que hay que leer, “El fuego a la libertad” en el que a partir de la reflexión de cuatro filósofas, Simone de Beauvoir, Simone Weil, Hannah Arendt inicia una reflexión sobre los retos y problemas del mundo contemporáneo. El auditorio del Centro de Convenciones, un gran espacio para un interesante análisis. Y a la salida de la charla, cerca de donde se toma café, casualmente entrevistaban a la joven escritora uruguaya Fernanda Trías, hoy por hoy una de las escritoras con mayor reconocimiento en América Latina, quien reflexionaba sobre su más reciente libro “La mugre rosa”, una historia que ocurre en una ciudad portuaria cuyos habitantes sufren de una extraña enfermedad que los lleva a la muerte y las cuarentenas. Apenas lo que vivimos.
El espacio en horas de la tarde es para el escritor cubano Martín Caparrós, quien relata en el “Hombre que amaba los perros”, aquella cruel persecución por el mundo que ordenó Stalin contra Trotsky, en la que le envenenó a sus hijos en París, y después lo persiguió hasta México en donde en la casa de Diego Rivera y Frida Kalo fue asesinado a hachazos. Otro libro maravilloso, “Adiós Hemingway”, la vida del escritor en la Habana en el café la Floridita, su encuentro con la periodista de guerra Martha Gellhorn, su afición por la pesca, su alicoramiento, su suicidio. Ayer tuve oportunidad de saludar a otro grande del periodismo de guerra, amigo de Colombia, John Lee Anderson.
La filóloga española Irene Vallejo disertará hoy domingo sobre uno de sus libros más leídos hoy en Europa, “El Infinito en un Junco”, un recorrido por las grandes bibliotecas en la historia del hombre cuya reflexión comienza con la de Alejandría, años antes de Jesucristo. Otra presentación, otra reflexión, la de Elena Ferrante, la historia de una familia italiana napolitana, su ascenso, su tragedia. Las valiosas reflexiones del Hay Festival.