Por estos días el Concejo Municipal de la ciudad reitera su solicitud para que se haga un nuevo avalúo catastral con el fin de aliviar “el bolsillo de los contribuyentes, y cobrar lo justo por predial”, reseñaba el pasado jueves este periódico.
Según el concejal Víctor Suárez “la ciudad no aguanta más; está asfixiada y a punto de reventarse”.
En muchos años hemos visto varias crisis de la ciudad, pero no con los efectos y alcances de esta. Esta es la peor de todas.
Recuerdo la de 1983, ese mes de febrero en donde un fin de semana hubo una devaluación del bolívar de un 100 %, y los cucuteños que tenían sus ahorros al otro lado de la frontera, amanecieron con la mitad de su capital, y lo que es peor, sin poderle reclamarle a nadie por tratarse de una medida cambiara del vecino país. Fue fuerte el impacto, pero no tanto como esta.
La realidad económica de la ciudad es de tal alcance que en muchos casos el valor catastral de un inmueble superó de lejos el valor comercial.
Es decir, el propietario de una casa que se encuentra pagando un altísimo impuesto predial, tributo que en muchos no alcanza a pagar, y peor aún, si llega a tomar la decisión de vender el predio para quitarse el problema de encima, el afectado se encuentra que con las actuales condiciones económicas de la ciudad nadie le compra la casa o el negocio.
Pero como la ley del pobre es someterse a una cadena de injusticias que frecuentemente no terminan, sucede que viene el otro golpe: en cualquier momento mira el extracto de su banco o certificado de libertad y se da cuenta que la administración municipal lo embargó por el no pago del impuesto, y ahora súmele la valorización.
Hay una ley que se encuentra vigente que señala que la relación entre el valor comercial de una propiedad y su valor catastral, este último debe ser el 60% del primero.
Luego la tarea que debe hacerse en Cúcuta para ordenar los avalúos catastrales es muy grande, en circunstancias en las que el artículo 95 de la constitución obliga a que paguemos impuestos pero en términos de equidad y justicia.
Uno de los municipios en Colombia que logró una actualización en términos reales de equidad fue Rivera en el departamento del Huila.
La burbuja inmobiliaria en la ciudad estalló hace mucho y las autoridades competentes pareciera que aún están en Rusia o de paseo por Europa ahora más pendientes de si Nairo sube o no en la montaña, y no de su gente que anda reventada por aquí.
Incluso el concejal Suárez ha sido muy generoso con la situación de la ciudad cuando señaló que Cúcuta está a punto de reventarse, porque creo que para muchos ya se reventó.
El tema no es sólo de Cúcuta. Hace poco la gente de Tunja salió a la plaza a protestar por los excesos del predial, o el señor de Cali que salía en estos días en televisión quejándose que a sus 82 años había logrado tener su casita, y ahora se la embargaron por no pago de predial y valorización. En definitiva el presidente Duque deberá tomar las medidas urgentes en la economía del país que registra un déficit cercano a los 20 billones, que para el pago de pensiones ya no se hace con recursos propios sino del presupuesto general que puede llegar a 40 billones. Es decir, si Cúcuta ya está reventada y si no tomamos la medidas económicas urgentes, la economía del país también va a estallar.
P.D. Muy afortunado destino le espera a Víctor Bautista como consejero en la embajada de Berlín a pesar de la imprecisión que sobre el tema de la internación de vehículos alcanzó a expresar.