El arte de practicar la medicina sólo se aprende con la experiencia”.
Esta frase es del Dr. William Osler, médico canadiense considerado el padre de la medicina moderna y de la Medicina Interna.
Él trabajó y enseñó en su país natal, en Estados Unidos e Inglaterra. Nació un 12 de julio (1849) por esto, en su honor, esta fecha es reconocida como el día del médico internista.
Entre los mayores legados de este eminente médico están la enseñanza al lado del paciente; el nuevo currículo, la educación médica y la promoción de la investigación en los estudiantes; el conocimiento de la historia, el humanismo y el amor a la medicina interna.
Muchas de las pautas marcadas por este médico tienen vigencia día y son aplicadas junto al conocimiento moderno obtenido gracias a los desarrollos e investigaciones más recientes.
Hoy todavía entre el público hay un desconocimiento de la medicina interna y de quienes la practican. Para decirlo en términos lo más llano posible, es el médico que atiende y trata a los enfermos en edad adulta y cuya enfermedad no se resuelve con una cirugía sino con otras terapias.
En el logo de la Asociación Colombiana de Medicina Interna es definida como “Medicina para adultos”.
Los internistas en algunos ámbitos son conocidos como “los médicos de los médicos” porque actúan como asesores para otros colegas que tratan de analizar y diagnosticar los casos de salud difíciles.
Es muy recurrente que se confunda al internista con el médico interno, este último es el estudiante de medicina que cursa el último año, el de práctica hospitalaria, luego de lo cual se graduará.
El internista, por su parte, es un médico con especialización en Medicina Interna y se ocupa de ofrecer un manejo integral del paciente, ya sea en el recinto hospitalario o en forma ambulatoria en la consulta externa.
Con el paso de los años y desde comienzos del siglo pasado esta especialidad se ha ido segmentando en otras especialidades debido a lo complejo y extenso del conocimiento que hace más difícil abarcarlo plenamente, bien sea en el diagnóstico de las enfermedades, como también en su tratamiento y rehabilitación.
De ahí surgieron la cardiología, neumología, endocrinología, reumatología, hematología y todas las otras denominadas subespecialidades que, tienen como base y dependen en su práctica de la medicina interna.
El ejercicio de la medicina interna en el ambiente hospitalario es muy importante y constituye uno de los pilares fundamentales para la atención idónea de los pacientes, teniendo en cuenta que la principal característica de quien la ejerce es la visión de conjunto y síntesis para hacer diagnósticos y tratamientos, sin olvidar que se ocupa de la prevención de las enfermedades crónicas.
Para otra evocación del Dr. Osler añado otra de sus múltiples frases que son muy famosas en los hospitales donde se promueve la formación de nuevos médicos: “Ser buen médico significa poseer conocimientos y tres H: Humanidad, Humor y Humildad”. Un saludo, reconocimiento y respeto a los médicos internista de mi ciudad.