Amables lectores: Parece que en Colombia se practica un dicho, también de creatividad colombiana, “quéjate que de la queja algo queda”. Continúan las campañas políticas y se dice sin vergüenza alguna, la gran mentira, de que Colombia es el peor país del mundo. El Gobierno Duque terminará imponiendo la preocupación social sobre la agenda económica. Comunicar logros económicos no es nada fácil porque las cifras globales del crecimiento del PIN poco importan al ciudadano del común, pues a este solo le interesa cuanto ingresa y cuanto sale de sus propios bolsillos. Por lo anterior, no obstante las cifras globales que muestran un crecimiento del 9,6% de la economía, los colombianos se manifiestan pesimistas ante el rumbo de la economía. Un 83% cree que empeora sin considerar cifra alguna de crecimiento del PIN.
En contraste con lo anterior, en el manejo del empleo uno de cada cinco entrevistados considera que la situación del desempleo en el país está mejorando. Se demuestra con claridad que los colombianos reaccionan favorablemente a los logros económicos que perciben con facilidad en su entorno. Infortunadamente, la llegada del Omicrón impidió, no obstante, la excelente labor de vacunación realizada, anunciar con orgullo una misión cumplida. Las presiones exteriores que trae la inflación hacen que las mejoras económicas no sean fáciles de sentir pronto. El columnista Francisco Miranda resume que el gobierno Duque concentrará su remate de gestión económica en los siguientes puntos: reactivación, vacunación, infraestructura, energía y programas sociales. Añade Miranda que el gran desafío es el choque entre la visión pesimista propia de las elecciones y el optimismo de una economía que continúa levantándose.
Es lamentable que la oposición pregone que todo lo que se ha hecho está mal y que la única opción es cambiar completamente y que llegue un salvador para sacarnos de este gran enredo. Se muestran las cosas malas como una generalidad para que los incautos vean los beneficios que tienen. El columnista Camilo Herrera afirma que en el sector privado, cuando llega un nuevo directivo, se continúa la obra del anterior ajustando algunos procesos para mejorar resultados. En cambio, en política pública, según el columnista, parece necesario deshacer lo que se hizo anteriormente porque después de 4 años de decir que todo se hizo mal es imposible dar continuidad a la mayoría. Lo único que se logra con esa política es que el país avance muy lento, porque son muy pocas las cosas que se logran mantener.
Se vienen unos meses donde los diversos candidatos dirán que Colombia es un desastre, que todo se debe cambiar y que los culpables son los políticos tradicionales que se han robado al país, pero olvidándose que ellos mismos llevan más de 20 años disfrutando de los beneficios de la política y han ostentado importantes cargos públicos algunos de los cuales por elección populares. Hoy hablar mal del país es fácil, porque la pandemia golpeó a todos y hasta ahora estamos tratando de crecer buscando crear empleo.
Camilo Herrera afirma que la verdadera Patria Boba es hablar mal del que tiene el poder sin hacer reconocimiento alguno ni a sus sistemas de salud, ni a las cajas de compensación, ni al papel del Icetex, ni al rol del Banrepública en el manejo monetario, ni al aumento en la cobertura en educación, ni a muchas otras cosas buenas que ha realizado el actual gobierno de Colombia. Debemos elegir en mayo con conciencia a la mejor opción de gobernante y rechazar las propuestas populistas que se inventan fórmulas mágicas que probablemente conduzcan al abismo.