Nuestras costumbres y forma de ser en definitiva son particulares. Ser colombiano es único, irrepetible, inigualable. Eso de que el fiscal de nuestro país insigne en la lucha en contra de la corrupción, uno de los programas banderas de este gobierno, lo hayan encontrado en un baño en los Estados Unidos recibiendo dineros de un gobernador que hoy en día tiene en su contra más de 20 imputaciones de la fiscalía, por las mismas circunstancias en que sucedieron parece un guión de telenovela más que de un hecho real.
El señor fiscal anticorrupción fue el único que pasó la prueba del polígrafo, una prueba exigente que se hizo entre el gobierno americano y el nuestro y se burló de todos. Claro, el fiscal anticorrupción primero se burla de todo, y luego cae en la ingenuidad.
Apenas para imaginar el video que se registra en uno de los baños de un centro comercial que tiene la DEA, fiscal y ex gobernador encerrados, esperando los agentes que se irían a encontrar con una escena apasionada de 2 hombres que darían rienda suelta apasionadamente a sus deseos. Nada de eso. El tema era contar billetes.
Por todo esto es que una de nuestras frases insignes vino de un ilustre ex presidente, el Doctor Turbay cuando llegó a decir que “la corrupción había que ajustarla a sus justas proporciones”.
De Turbay podrán decirse muchas cosas, pero esa es una frase sabia, de las que han pasado a la historia porque nos muestra como somos.
Es difícil imaginar un país en el que como sucediera recientemente en Bogotá, Alcalde, personero, gobernador y varios de los concejales terminaron presos. Difícil imaginar otro país en el que algunas ciudades se gobiernan por skype desde las cárceles como sucede desde Yopal y otras ciudades, que mejor para no tirarme el puente, ni para qué las menciono. Yo sé de una en la que entiendo en que el alcalde titular ya está cansado, porque cada vez más la gente le llega y le dice, “ya hablé con Bogotá, firme ahí”.
Tenemos que andar muy mal para que el fiscal anticorrupción de Colombia hoy en día esté adportas de ser extraditado a los Estados Unidos por corrupto. Por eso aquí en nuestro país, nuestro folklore en lo que somos, sea único, irrepetible en otras partes del planeta. Aquí hay carteles de pañales, de libros, de medicinas, de todo.
El país ha cambiado. Esa época en la que un presidente en los años 20 del siglo pasado fuera obligado a renunciar a la presidencia porque había empeñado su sueldo, y se defendiera diciendo que a él le hubiese bastado con una sola firma para desfalcar al estado, pero no lo hizo porque era honesto, sin pruebas de polígrafo por esa época, y Laureano Gómez le iniciara ese debate a Marco Fidel Suárez y lo tumbara, eso ya no existe ni en la imaginación.
Y la corrupción siempre ha existido en Colombia, incluido Macondo. Por eso también quedó escrito en la “Mala Hora” de nuestro premio nobel, que ese empresario que había ido a Macondo con un circo, el alcalde que siempre tenía un dolor de muela, le exige una coima para que el dueño del circo pudiere presentar su espectáculo, y este último ya derrotado decide irse para otro pueblo donde el alcalde no fuere corrupto, y ya por el río va en el barco con su circo, y desde la ventana del despacho el alcalde le grita : “Antes de irse, dígale al pueblo que Usted se va de Macondo es porque aquí hay mucho gitano….”, y el empresario lo mira y le alcanza a responder : “Claro, alcalde hp.” Si en Macondo también había corrupción, pues ese ha sido nuestro folklor nacional, así somos.