En ocasiones algunos crímenes impactan tanto una sociedad, generan tal tipo de reacciones que en ocasiones se presentan efectos imprevisibles para la misma comunidad que pueden llegar a cambiarla.
Eso fue lo que sucedió en el año 1.209 cuando un estudiante de Oxford asesinó de manera brutal a su amante, una mujer de la población, contando el agresor con suerte al lograr huir de la localidad antes de que los lugareños tomaran venganza.
Hubo enfrentamientos, y el pueblo aún enardecido, en represalia detuvo a otros estudiantes y los colgó en la plaza a manera de escarmiento.
Era tal la violencia que se había generado en la pequeña población, que algunos académicos del lugar decidieron trasladarse a Cambridge y fundar una universidad con el propósito de que terminara la violencia, y hoy en día es uno de los centros universitarios más prestigiosos mundialmente. Todo inició por un asesinato.
Uno de los clásicos de la literatura inglesa, “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”, narra la historia de los años 60 del siglo XIX que ocurre en una fría calle de Londres, en donde un hombre que va camino a su casa, de un momento a otro ve a alguien que va en carrera y lo que más lo impactó, fue la expresión tan fea y desagradable de su cara.
Al otro día lee el periódico, y se da cuenta que la noche anterior, en esa calle, se había cometido un crimen.
Es decir, él alcanzó a ver al homicida.
Con esa certeza va a la policía, presenta la denuncia, y los agentes investigan y constatan que el asesino entró curiosamente a la casa donde vivía el médico más prestigioso de Londres.
La narración da cuenta que el temido asesino en las noches de Londres, durante el día era uno de los médicos más prestigiosos. La enseñanza, la eterna dualidad en la que transcurre de la vida del hombre, entre el bien y el mal, resultando en ocasiones que esta última pasión se sobrepone a la primera.
¿Quién mató a Mamatoco?
Por varios meses así tituló el diario conservador en los años 40 en el país. Mamatoco fue un boxeador de la costa que todos los días de madrugada iba al Parque Nacional en Bogotá a entrenar. En alguna oportunidad, narran las crónicas, vio un carro en la que se encontraba una pareja disfrutando de los placeres de la sensualidad, y a los pocos días el boxeador apareció muerto.
Todo tipo de especulaciones y conjeturas se originaron para tratar de darle una explicación al crimen. Una de ellas, la de que precisamente en el carro se encontraba una dama prestante de la capital, casada, quien con su amante – al parecer otro prestante hombre del mundo político -, habían escogido el Parque Nacional para su aventura.
El diario conservador siempre tuvo la sospecha que el crimen tenía una explicación, de silenciar a Mamatoco para evitar el escándalo político en razón de la importancia de la pareja en los círculos de poder.
No muy lejos de aquí, en San Gil vivió un personaje locuaz, excéntrico, el Conde de Cuchicute, de quien se decía que en las noches salía desnudo a cabalgar en su caballo entre las poblaciones de San Gil y Socorro. Fue un hacendado déspota y mujeriego, que aseguraba por allá en los años de 1.870 que llegaría a ser presidente, pero en su hacienda era cruel con sus trabajadores. Hacia 1.945, su mayordomo lo apuñala en 17 oportunidades y le asesta 2 machetazos en la cabeza; existen crónicas de la época que aseguran que alcanzó a vivir algunos días más. Fue enterrado de pie en la finca Majavita del Socorro, y fueron tantas – dicen en el pueblo- sus apariciones en las noches, incluso visitando a sus antiguas amantes, que en la población del Socorro hubo miedo y creyeron que lo mejor era abrir su tumba, y enterrarlo de nuevo horizontalmente, para que el conde encontrara la paz. Algunas historias de crímenes que perduran por siempre.