“Algunas personas sólo guiñan los ojos para poder apuntar mejor”. Me acordé de esta frase del guionista y director de cine austriaco-estadounidense Billy Wilder, a propósito de la “esperanza” que ha despertado en algunos la posición asumida por Cesar Gaviria y Germán Vargas Lleras respecto al trámite de la reforma tributaria petrista. Hay gente que siente que es posible que la economía en momentos de crisis se maneje inteligentemente y no meta al país en el túnel riesgoso de la hiperinflación y el deterioro acelerado del empleo, que puede llevar a una estanflación.
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Lamento decepcionarlos, pero esos personajes junto con los padrinos de Petro, Santos y Samper, las SS, fueron esenciales en llevar a la presidencia a Gustavo Petro y no se están bajando del bus, están buscando un mejor “puesto”. Esos sepulcros blanqueados, convertidos en empresas electorales, de los viejos partido Liberal y Conservador y sus “variantes”, ya sin valores solo con precio, son partidos de gobierno. Solo Cambio Radical se declaró en “independencia”, que en traducción libre significa “nos vamos acomodando”.
Cesar Gaviria, es el único colombiano que llegó a la presidencia “sin culpa”, a cuestas del asesinato de Luis Carlos Galán. Dejó para el futuro la Constitución del 91 que nos llevó del estado de derecho al estado social de derecho hasta culminar en el estado socialista de hecho, hoy gobernando. Dejó también negociaciones con los narcos (Pablo Escobar y su famosa catedral) en aras de la “paz”, que retomó y amplificó el gobierno Petro. Y como expresidente ha dejado una estela de divisiones partidistas en el liberalismo, pues para él tiene claro que primero es Gaviria y después el partido. En las últimas elecciones presidenciales optó claramente por Petro en acuerdo con el santo-samperismo en busca de posicionarse como gran elector y por ende, como parte interesada en el “manejo” del Estado. Es muy posible que sus líneas rojas sobre la tributaria sean solo un mensaje que aún no le han dado “suficiente” manejo y que si el Gobierno quiere seguir pupitreando tiene que ser más “generoso” con Gaviria.
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Vargas Lleras el alfil del Nobel, que es supuestamente un viejo enemigo de Petro y las Farc, apenas ganó Petro se ofreció para lograr “gobernabilidad” al nuevo Gobierno. Como le fue mal en las legislativas, su oferta no era definitoria y fue dejado de ladito, lo que lo llevó a la “independencia” que es el punto desde donde se salta a ser partido de gobierno en caso de que sus “acciones” suban de precio.
No hay que olvidar que en Venezuela Copei y acción Democrática en principio no se opusieron a Chávez y después hicieron una oposición “pendular” según como les fuera con el chavismo, sin obviar como sucede en Colombia que cada voto parlamentario se ofrece incluso por fuera de la línea del partido. Pensar que Gaviria va a ser el “enderezador” de Petro es ver los acontecimientos con cara de vana esperanza. Pensar que los políticos tradicionales van a defender la democracia es agarrarse a un clavo ardiendo. Solo guiñaron el ojo para apuntar mejor.
Los políticos tradicionales incluso más que Gustavo Petro, que ya podría caber en esta definición, no son parte de la solución, son el núcleo del problema, junto con las Cortes. Y concluyó con una frase de Elie Wiesel, escritor y sobreviviente del holocausto: “Lo que lastima más a la víctima, no es la crueldad del opresor, sino el silencio del testigo”. Con el agravante que los políticos tradicionales, incluyendo en ellos los magistrados activistas, no solo guardan silencio, son co-victimarios. Ojalá nos acordemos de todo en las elecciones regionales, donde seguramente jugaran con el petrismo, como hicieron en las presidenciales: con cara y con sello. Aunque sigo siendo pesimista pues los colombianos hemos mostrado ser fácilmente permeables por el populismo de izquierda o a ceder nuestros principios por mermeladita. Ya verán con los futuros candidatos a alcalde en Cúcuta.
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