La primera línea existe y da temor. Si señores se trata de la fuerza de tarea que debe atender con mucho rigor y sacrificio a los pacientes, en este caso enfermos de Covid-19. No es un solo escenario, es el ingreso a Urgencias y las salas de triage, son los servicios de observación, hospitalización, expansión y cuidados intensivos a donde llegan los contagiados con el virus pandémico y allí está el equipo que los atiende tomando las medidas de previsión para no adquirir la enfermedad. Ese peligro es latente, no es cuento y se sufre porque ya han sido muchos los miembros de ese grupo que fueron alcanzados y tuvieron que dejar su trabajo para ir a la casa aislados o en el peor de los casos tuvieron que ser hospitalizados para recibir atención de sus compañeros.
Los que hacen parte de este contingente son personal médico y paramédico con gran entereza para realizar su trabajo. Colombia no es la excepción es exactamente igual al resto del mundo, gente que se sacrifica con dedicación por beneficiar a otros, merecedores de reconocimiento y ante todo respeto. Es por eso que no se puede creer que alguien con una alta dosis de insensatez haya escrito y publicado en alguna de las página El Colombiano de Medellín “Lo que si me dio mucho temor fue tener que ir a la unidad de cuidados intensivos por el cuento ese de que rapidísimo lo pasan a uno al papayo para cobrarse una platica que está dando el gobierno por cada muerto por coronavirus. Este si es el último descaro de los médicos colombianos”
Duele que un ciudadano de este país tenga la desfachatez de referirse así de un gremio que con ocasión de la pandemia le ha puesto el pecho a la situación, también los enfermos y los muertos por estar ahí en la primera línea, junto a enfermeras, terapistas y asistentes. Duele saber lo poco que se aprecia la labor de titanes que desarrollan los que tienen que encerrarse con los enfermos para darles soporte mediante medicamentos y consuelo. ¿Cuál plata? ¿Cuál descaro?
Para completar la endiablada sarta de sandeces de quien se atrevió a poner en la picota a los médicos agrega que pide al embajador cubano que traiga sus médicos para que sean ellos quienes se encarguen de atender a los enfermos en la unidades de cuidado intensivo, desconociendo de tajo la preparación y calidad de los médicos colombianos, formados con exigente rigor y disciplina científica. Esa es otra afrenta de quien ignora la responsabilidad con la que los médicos en Colombia hacen su trabajo, no obstante las desfavorables condiciones laborales que afrontan, como el atraso en sus pagos, contratación por orden de servicio y en muchos casos baja remuneración que no se compagina con la costosa formación de cada profesional en esta área. Pero esto no es motivo, ni lo será en el futuro, para que algún médico obtenga ventaja de tipo pecuniaria ejecutando a un congénere compatriota suyo, en condición indefensa de postración. ¡Vaya mayor estupidez y agravio! Produce mucha indignación la manifestación de este tipo, vengan de procedan.
Cada mañana nuestros médicos enfrentan el temor de ser infectados cuando van a su trabajo, también sienten la angustia que es común en el equipo de salud y la alarma cunde cuando alguien de los que está en ese grupo resulta positivo. El deber es el motor que los impulsa y la fe en sus creencias los mantiene en la primera línea. Necesitan más que respeto, una gran admiración por su labor y dedicación a costa de su propio bienestar. No es cuento, son héroes.
jorgepabonl@yahoo.com