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Investigar, por un mundo más sostenible
Desde Nuquí, municipio chocoano ubicado al norte de la costa Pacífica colombiana, arribó Ruth Nibeth Martínez Caizamo a la COP 16, para entregar su mensaje, lleno de honestidad y conocimiento.
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Miércoles, 6 de Noviembre de 2024

Desde Nuquí, municipio chocoano ubicado al norte de la costa Pacífica colombiana, arribó Ruth Nibeth Martínez Caizamo a la COP 16, para entregar su mensaje, lleno de honestidad y conocimiento. Ella hace parte del proyecto ‘Mujeres, conservando vida: emprendimientos para la proyección de la biodiversidad y el desarrollo sostenible de Chocó’, y es también empresaria de turismo, con su posada ecoturística Chachita.

“Nuestro proyecto tiene dos enfoques, uno de conservación y otro, de emprendimiento, porque sentimos que la conservación es un instrumento que nos permite visibilizar el territorio, pero también sabemos que solo cuidándolo no va a ser sostenible; por eso le hemos dado un enfoque de emprendimiento, con los recursos naturales del entorno, desde los saberes, la gastronomía, el viche, el aceite de coco y otras actividades propias del territorio”.

Entre tantas voces poderosas que escuchamos en esta cumbre mundial, que eligió a Cali como su sede, para revisar los planes nacionales de biodiversidad y abordar desafíos globales, como la pérdida de hábitats, Ruth Nibeth nos recordó cómo y en dónde se debe trabajar, si de verdad queremos lograr cambios que perduren en el tiempo.

Su proyecto hace parte de las 111 iniciativas financiadas por el Fondo Fundación WWB Colombia para la Investigación, que entre el 2017 y 2023 aportó más de un millón de dólares, en inversión para fomentar la investigación, teniendo en cuenta los contextos, desafíos y oportunidades para las mujeres en Colombia y la región Pacífico. Una experiencia que ha permitido generar conocimiento para crear programas de innovación social, que respondan a las necesidades reales de la comunidad.

Entre los mayores retos de estas iniciativas está lograr que haya un equilibro entre conservación y sostenibilidad. En el caso de Nuquí, la pérdida de 18 especies de tortugas, debido a la contaminación, impulsó a la población chocoana a trabajar para evitar que ello siga ocurriendo. ¿Cómo hacerlo posible? con un esfuerzo sostenido, que involucre a la propia comunidad. Uno de los caminos más seguros en esa búsqueda es aplicando la investigación-acción participativa (IAP), una metodología, que promueve el ejercicio de la investigación como herramienta de cambio social, mediante la participación activa de las personas involucradas en la generación de conocimiento, el diseño del proyecto, la obtención de los datos y las acciones que resultan del proceso. (Fals-Borda, 2015: 320).

Este modelo establece una relación horizontal entre el investigador y las personas de los territorios, que son realmente escuchadas y aportan su saber. Así es posible entender sus necesidades, reconocer sus capacidades y formular soluciones conjuntas, en lugar de imponer modelos netamente académicos, que desconozcan sus voces.

Volviendo al caso de Nuquí, la conservación de las especies en vía de extinción ha movido a la población a plantear procesos que permitan la sostenibilidad del medio ambiente y de la comunidad; tener ingresos y sus necesidades básicas satisfechas. Se han potenciado los emprendimientos de la cadena turística, las posadas tradicionales, la gastronomía, lo artesanal, y el liderazgo, permitiendo que la investigación permee los procesos y brinde herramientas para mejorarlas condiciones de vida de las mujeres en la ruralidad. Aún hace falta mucho por alcanzar allí y en otras muchas regiones del país, ricas en biodiversidad y ausentes de respaldo institucional. Es por ello que Ruth Nibeth insiste en que las políticas de conservación deben estar ahí, donde realmente se necesitan, con aportes y procesos a largo plazo.

Hoy, cuando intentamos detener el impacto del cambio climático, la pérdida de ecosistemas y, por ende, salvaguardar a quienes allí habitan, es necesario conectar el conocimiento académico tradicional con el saber de la población. Porque casos como el de Nuquí se registran a lo largo y ancho del país y nos recuerdan la importancia de trabajar con la comunidad, y de co-construir proyectos innovadores que se difundan, apropien y repliquen. Por ahí se empieza a aportar al cambio. Y se contribuye al bienestar y la sostenibilidad.

*Presidente de la Fundación WWB Colombia


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